A todas horas, comercializadores y productores compran y venden energía en el mercado ibérico.
Cuando pulsamos un interruptor o conectamos un aparato eléctrico al enchufe, no pensamos en el origen de la electricidad: simplemente está ahí. Pero lo cierto es que la energía pasa por un largo (aunque muy rápido) proceso de transformación antes de llegar a nosotros.
Todo comienza en las plantas de producción, que producen la energía. A continuación, se transmite a las redes de transporte (de Muy Alta Tensión) que, a su vez, la transmiten a las redes de distribución (Alta, Media y Baja Tensión).
Pero retrocedamos un poco más en esta cadena hasta el inicio del proceso de producción de energía. Como muchos otros bienes y productos, la electricidad se comercializa en mercados. En el caso de Portugal y España (que funcionan como uno solo), ese mercado es el MIBEL: Mercado Ibérico de Electricidad. Aquí es donde prácticamente todos los productores y comerciantes de los dos países realizan sus compras y ventas de energía.
El MIBEL se creó el 1 de julio de 2007, con el objetivo de integrar los sistemas eléctricos de Portugal y España, y así aportar más beneficios a los consumidores de ambos países. La creación del MIBEL supuso una convergencia física, económica, jurídica y regulatoria de los dos mercados y permitió a los consumidores ibéricos adquirir energía de cualquier productor que opere en Portugal o España, teniendo además la opción de contratar con un comercializador en régimen de libre competencia. Además, el MIBEL también garantiza que todos los agentes tienen las mismas condiciones de igualdad de trato, transparencia y objetividad en el acceso al mercado.
Los precios de la energía varían a todas horas
En la Península Ibérica, la energía se negocia principalmente en el mercado diario, cuyo objetivo es realizar transacciones de electricidad mediante la presentación de ofertas de compra y venta por parte de todos los agentes presentes en el mercado para las veinticuatro horas del día siguiente. Así, cada día, a las 12:00, se estipulan los precios y las fuentes de producción de energía para el día siguiente.
En el caso del MIBEL (así como en todos los mercados europeos), se sigue el modelo marginalista, en el que los productores de electricidad hacen ofertas basadas en el coste marginal de producción (que incluye el coste del combustible, el coste de las emisiones, el coste variable de operación y mantenimiento y los impuestos). A continuación, todas estas ofertas se ordenan por orden ascendente. Las ofertas de los proveedores para la compra de energía se organizan en función del precio de compra, en orden descendente. El precio de producción de energía para todos los productores será el punto de intersección entre la oferta y la demanda, es decir, el coste marginal de producción del último productor que satisfaga la demanda en el periodo de licitación.
La integración del mercado ibérico ha traído beneficios para los consumidores
Seguro que ha oído la expresión "ir a España a comprar energía". Sin embargo, es una expresión incorrecta. Lo cierto es que, al existir un único mercado ibérico, la generación y comercialización de electricidad entre los dos países fluye de forma natural. En el caso de la generación, por ejemplo, el precio mayorista es el mismo en cerca del 95% de las horas, lo que permite producir energía de forma más eficiente utilizando las centrales –en Portugal o en España– que, cada hora, tengan el menor coste marginal.
Por eso, a veces puedes encontrar en tu factura de electricidad fuentes de energía que ya no existen en Portugal pero sí en España (como el carbón, cuya última central en Portugal cerró en 2021, o la energía nuclear).
Un parque de generación de electricidad descarbonizado requiere repensar el diseño actual del mercado
Las energías renovables tienen costes marginales prácticamente nulos: por cada MWh adicional de energía producida a partir del viento o del sol, los costes marginales son casi inexistentes, ya que se trata de fuentes renovables e inagotables. En el caso de las centrales hidroeléctricas con embalses, el razonamiento es diferente porque hay un coste de oportunidad del agua.
Así, en un modelo de mercado marginalista (como el descrito anteriormente), un fuerte aumento de la producción de electricidad renovable hundirá el precio. Consideremos el siguiente escenario: los agentes productores de energía ponen en el mercado suficientes parques eólicos y solares para satisfacer la demanda. Lo que ocurrirá es que el precio mayorista de la energía tenderá a cero y, por tanto, las inversiones iniciales de los productores en estas fuentes de energía (que son costes esencialmente fijos e incluyen, por ejemplo, el desarrollo de la tecnología y la construcción de parques) no se amortizarán nunca.
Por ello, la descarbonización del sector eléctrico, que pretende conseguir neutralidad del carbono antes de 2050, requerirá un rediseño del actual modelo de mercado para atraer las inversiones necesarias a un coste que sea competitivo.
En el caso de EDP, la compañía energética cuenta con una cartera del 75% de energía renovable, distribuida en los 20 países donde opera, y ha asumido el compromiso de alcanzar el 100% en 2030.
Las subastas ayudan a mitigar los riesgos de inversión
Una de las formas que han encontrado los gobiernos para animar a los productores a invertir en energías renovables son las subastas. El objetivo es garantizar que el precio de la energía se mantenga estable, al menos la mayor parte del periodo en el que el proyecto estará activo, ya que esta reducción del riesgo atraerá a más participantes a la subasta (aumentando así la competencia) y promoverá la financiación de estos proyectos.
En Portugal, por ejemplo, ya se han celebrado dos subastas de capacidad solar –una en 2019 y otra en 2020– y en ambas se ha batido el récord mundial de precio mínimo de la energía solar. La inversión en energías renovables maduras aportará, a largo plazo, grandes beneficios a los consumidores, no solo porque consiguen importantes ahorros en sus facturas de electricidad, sino también porque contribuyen a un medio ambiente más limpio y a la economía nacional al evitar la importación de combustibles fósiles.
El aumento de los precios de los combustibles fósiles hace subir los precios de la energía
Hay varios factores que influyen en la subida o bajada de los precios de la electricidad. Por ejemplo, el aumento de los precios de los combustibles fósiles o del CO₂ son dos de las principales causas del aumento de los precios al por mayor. Como ejemplo, a finales de 2021 el precio del gas estaba en máximos históricos, lo que hizo que los precios a los que se negocia la electricidad en el MIBEL (así como en todos los mercados europeos) se dispararan. También la supresión progresiva de la energía nuclear, el descenso de la producción de renovables (por ejemplo, debido a la disminución de la hidroelectricidad), el aumento de la demanda y las subidas de impuestos a los productores provocan un aumento de los precios.
En sentido contrario, el crecimiento de las fuentes de energía renovables, el aumento de la generación descentralizada (producción de energía renovable para el autoconsumo) y el aumento de la eficiencia energética contribuyen a reducir los precios en el MIBEL. Estas subidas y bajadas de precios no se reflejan inmediatamente en las facturas de electricidad de la mayoría de los consumidores porque los proveedores adoptan estrategias de cobertura, comprando energía por adelantado durante un periodo prolongado.
¿Y en el caso de Brasil?
Brasil es otro mercado en el que también opera EDP. Sin embargo, el mercado energético brasileño funciona de forma muy diferente al europeo. En Brasil, la gran mayoría de la electricidad se negocia en subastas a largo plazo (por ejemplo, 15 años), lo que proporciona a los productores una mayor estabilidad y previsibilidad de los precios. A corto plazo, existe el mercado de la diferencia, donde los productores, cuando no tienen capacidad para producir, pueden comprar la energía que necesitan. A diferencia del MIBEL, por el que pasa prácticamente toda la energía comercializada, en este mercado diferencial se negocia poca energía, lo que se traduce en una mayor volatilidad de los precios.