31 Mar 2022
10 min

Caminar hacia un futuro de movilidad eléctrica es un momento para repensar la forma en que hasta ahora se ha labrado la movilidad. 

En el siglo XX, en los ambientes urbanos, el fenómeno del desplazamiento adquirió una forma cada vez más individualizada y, en esta transformación, el automóvil es dueño y señor. Sin embargo, en la segunda parte del siglo XX cayó en el olvido una modalidad de movilidad individual: la bicicleta.

La historia de estos dos medios de transporte está interconectada. En primer lugar, las carreteras se hicieron para la bicicleta, así como las iniciativas para mejorar sus pavimentos; después apareció el coche. Y el automóvil no tiene su origen en el carro, sino en la bicicleta. "El primer coche fue una bicicleta de tres ruedas, el 'Patent-Motorwagen’ inventado por Carl Benz, con piezas de la tienda de bicicletas más grande de Alemania. También las piezas fundamentales del ‘Cuadriciclo’ de Henry Ford procedían de la bicicleta", recuerda Bernardo Campos Pereira, arquitecto y experto en movilidad urbana. También es la bicicleta la que prepara el camino para una transformación del espacio público con vistas a una cierta autonomía en la movilidad: en 1905, la Unión Velocipédica Portuguesa hizo uno de los primeros mapas de movilidad portugueses, con carreteras y ferrocarriles. Sintomáticamente, en 1913, el Automóvel Clube de Portugal (ACP) produce su primer mapa de carreteras.

Son los usuarios de los nuevos medios de transporte privados e individuales los que presionan por la creación de infraestructuras públicas para que, primero la bicicleta, y después el coche, se puedan conducir.

Si las bicicletas y sus usuarios fueron los primeros impulsores de una red de carreteras con buenos pavimentos, el coche se vuelve más impositivo en la forma en que ocupa el espacio urbano con el paso del tiempo. La escala humana desaparece tanto en el poco tiempo que se tarda en recorrer decenas de kilómetros en transporte privado, como en la dimensión que ocupan las carreteras, y esta nueva máquina.

Es con el inicio del siglo XX que empieza a prepararse esta transición. En ciudades como Nueva York, el atractivo del coche era fácil de entender. Este era el vehículo que prometía resolver todos los problemas causados por los coches de caballos: malos olores y polución, ruido, congestión y accidentes. Irónicamente, consecuencias a las que se enfrentan actualmente las grandes ciudades con alto tráfico, además del riesgo para la seguridad vial que provocan las altas velocidades de los vehículos.

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En cierto momento, cambió nuestra forma de ver las calles. Estados Unidos fue el primer país donde aparecieronlos pasos de cebra, reglas para cruzar las calles, y parques infantiles para que los niños no jugasen por toda la calle, sino que lo hicieran en un espacio separado. La propia visión que tenemos del espacio público cambió y quedó condicionada para dar prioridad al automóvil."

Bernardo Campos Pereira, Arquitecto y Experto en planificación y políticas de movilidad urbana.

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