El suelo es un recurso natural no renovable a corto plazo, tarda decenas de miles de años en formarse y puede sufrir una degradación en pocos años, a veces en sólo unas horas.
Las actividades de generación y distribución de electricidad conllevan el riesgo de contaminación del suelo por el uso de aceites, combustibles y otros productos químicos, la producción y el almacenamiento de residuos y la gestión en vertederos de los residuos procedentes del tratamiento de los gases de combustión del carbón.
Buenas prácticas para la prevención de la contaminación y la protección del suelo
Para minimizar el impacto medioambiental en el suelo, se identifica y evalúa el riesgo de contaminación de acuerdo con el Manual para la gestión del riesgo medioambiental y se adoptan las siguientes buenas prácticas medioambientales para la prevención y el control de la contaminación:
Los pasivos medioambientales se identifican de acuerdo con:
- la Directiva europea sobre responsabilidad medioambiental;
- el proceso de debida diligencia.
Los empleados, incluidos los proveedores de servicios, reciben formación y son conscientes de los riesgos y las consecuencias, así como de las formas de actuación que permiten eliminar o minimizar los efectos de aquellos sucesos ambientales que pueden contaminar el suelo;
No se permite el uso de pesticidas prohibidos en Europa (legislación más estricta);
Existen procedimientos de actuación para la manipulación, la carga, la descarga y el almacenamiento de productos potencialmente contaminantes;
Hay instalados equipos y materiales para la contención y el aislamiento de posibles derrames accidentales (tanques de contención o retención, contenedores de material absorbente, dispositivos de aislamiento de alcantarillas y sumideros, etc.);
El almacenamiento de productos peligrosos está debidamente autorizado y registrado ante las autoridades competentes, dotado de las medidas preventivas establecidas por el reglamento y del mantenimiento preventivo que garantiza su buen estado;
Los depósitos de sustancias peligrosas están preferiblemente cubiertos, lo que evita o minimiza la entrada de agua de lluvia y, por lo tanto, la filtración de posibles contaminantes;
Las zonas de manejo de sustancias peligrosas están pavimentadas, son impermeables y, cuando corresponde, tienen sistemas de contención aislados (depósitos o tanques) no conectados a ninguna red de saneamiento;
La actuación en casos de emergencia (entre otros, los provocados por daños, incendios, terremotos, explosiones, actos de vandalismo o sabotaje, inundaciones, etc.) está definida, y las personas implicadas reciben formación periódica para saber cómo proceder en cada caso;
Existen redes de piezómetros para el control de la calidad del agua subterránea en caso de que el riesgo de contaminación no sea insignificante;
Se envía una notificación a las entidades oficiales si se identifica un daño o una amenaza inminente de daño ambiental en las siguientes situaciones:
- derrames ocurridos en hábitats naturales y con especies protegidas;
- si en los análisis del suelo subyacente a la capa de suelo eliminada se superan los valores de referencia de los estándares de Ontario.