Los planes de riesgo de incendios ejecutados con la participación de colaboradores locales han dado excelentes resultados en la protección de los hábitats prioritarios.

En el contexto de la mitigación del impacto de las centrales hidroeléctricas Baixo Sabor y Foz Tua, ambas ubicadas en la región de Trás-os-Montes y Alto Douro, en Portugal, se ejecutó un programa de reducción del riesgo de incendios con el objetivo de proteger las zonas cubiertas de vegetación de estas regiones, ocupadas por hábitats objeto de la directiva europea 92/43/CEE.

El plan, además de las acciones de vigilancia y prevención de incendios forestales, mantenimiento de la red viaria rural, y gestión y mantenimiento de aspectos estratégicos de la gestión de combustibles, se centra sobre todo en la recuperación de los usos tradicionales de los terrenos abandonados, fundamentalmente de los olivares y almendrales, y en la existencia de bosques autóctonos gestionados activamente, como es el caso de los alcornocales para la producción de corcho, para crear un anillo protector alrededor de los hábitats prioritarios. Aquí, el propósito es aprovechar la discontinuidad creada en la cubierta vegetal para reducir la propagación del fuego y evitar así que llegue a estos hábitats.

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Reducción del 86 % y el 80 % del área quemada

 

En 2019, los resultados mostraron una reducción de la superficie quemada de los hábitats prioritarios del orden del 86 % en Baixo Sabor y del 80 % en Foz Tua. En Baixo Sabor, el plan incluía asociaciones locales con acciones de gestión activa en 1100 hectáreas, con bandas de gestión de combustible en más de 800 parcelas de terreno de propiedad privada para proteger una superficie total de 6560 hectáreas. En Foz Tua, la misma estrategia de gestión en la que participan los interesados locales gestiona activamente 509 hectáreas, con bandas de gestión de combustible en más de 309 parcelas y una protección de una superficie total de 4196 hectáreas. En total, ambos planes benefician a unos 100 km2, con 195 km de accesos favorecidos.

El plan de Baixo Sabor, teniendo en cuenta que tiene una secuencia temporal más larga, se estudió como parte de una tesis doctoral desarrollada en el contexto del Grupo de Trabajo de Bioeconomía del BCSD Portugal (Consejo Empresarial para el Desarrollo Sostenible, Portugal). Paralelamente, se está elaborando otro estudio más detallado sobre el papel y la contribución local de este sistema socioecológico.

Algunas medidas de mitigación aplicadas por EDP:

  • Gestión de incendios:

Creación de un mosaico de discontinuidad de vegetación en el territorio.
- Reducción de la cantidad de combustible (materia orgánica seca o muerta, que arde fácilmente) disponible en el suelo.

  • Recuperación de la agricultura tradicional existente en el territorio mediante el mantenimiento de la calidad del suelo y el abastecimiento de agua. 
  • Siembra de semillas de trigo, centeno y algarroba, entre otras. Todas las semillas son autóctonas, lo que significa que se propaga el patrimonio genético local. Por lo tanto, es posible ofrecer a los productores plantas adaptadas a las condiciones locales del suelo y el clima, lo cual les proporciona ventajas en relación con el éxito de la plantación.

Además de las acciones mencionadas anteriormente, los planes de acción se compartieron con las poblaciones locales con el fin de involucrarlas en la aplicación de las medidas, así como de sensibilizar a los productores locales sobre la importancia de la gestión del capital natural.

Las acciones llevadas a cabo actualmente impulsan una serie de cambios en la comunidad local que, en última instancia, actúan como un mecanismo de retroalimentación positiva. Por ejemplo, a medida que se ha ido recuperando la agricultura tradicional, algunos apicultores se han trasladado a zonas en las que este tipo de agricultura se ha vuelto más común. Se potencian diferentes cultivos agrícolas, lo que da lugar a buenas prácticas que promueven el desarrollo local. De esta forma, surgen oportunidades para fortalecer la producción y, con ello, aumentar la superficie de los cultivos tradicionales con prácticas sostenibles que tienen potencial comercial.

La gestión del territorio se articula así con el desarrollo rural, que se sustenta en el equilibrio con el medio ambiente.

 

Conclusión

 

La gestión basada en el funcionamiento del ecosistema ha dado varios resultados positivos. Esto demuestra que la protección, recuperación y mejora de los hábitats naturales ha permitido:

  • Conservar los valores naturales de la región mediante la promoción de los servicios del ecosistema, el mantenimiento de la calidad del suelo, el combate contra la erosión y el aporte de biodiversidad.
  • Promover el desarrollo rural mediante la recuperación de la agricultura tradicional, que promueve servicios como el suministro de diversos productos comercializables (verduras, miel, setas, etc.) (Comisión Europea, 2018).
  • Reducir el riesgo de incendio, lo que se traduce a largo plazo en la obtención de servicios de los ecosistemas como, por ejemplo, la filtración de agua, el mantenimiento de su calidad y el correcto funcionamiento del ciclo de nutrientes (Martínez de Arano et al., 2018).