Desde las fake news hasta los simples temores, existen varios mitos alrededor del hidrógeno, tal y como los ha habido en el pasado ante energías como el gas natural o la electricidad empleada en los coches eléctricos. Si oye hablar del H2 verde y comienza a pensar en costes innecesarios y bombas nucleares o zepelines ardiendo, este artículo desmitifica esos temores, con la ayuda de António Vidigal y Sofia Ganilha, de EDP Inovação.
Mito 1: el hidrógeno no es seguro
“La producción convencional de hidrógeno y su uso en algunos sectores industriales ya son procesos ampliamente conocidos e implementados”, explica Sofia Ganilha, responsable del proyecto BEHYOND, que estudia la producción de hidrógeno en parques eólicos marinos. El funcionario menciona que existen, desde hace décadas, “estándares y normas definidas para regular los temas de salud, seguridad y medio ambiente, existen otras normas actualmente en fase de desarrollo que también buscan contemplar nuevas tecnologías y usos”. Sofia argumenta además que “es esencial invertir en esta estandarización mundial desde la producción hasta el manejo y uso de hidrógeno y hay un gran lobby para actuar para que esto suceda”.
António Vidigal recuerda que “no hace mucho, antes del uso del gas natural, el gas de ciudad que usábamos en Lisboa contenía un 40 % de hidrógeno y eso nunca causó problemas. El hidrógeno, al ser más liviano que el aire, se dispersa en caso de fuga en un conducto, lo que es una ventaja”.
Mito 2: el hidrógeno le hace pensar en bombas y cataclismos
Quizás sea el mito más fácil de contrarrestar, dado que la asociación solo existe en el nombre. Aun así, Sofia Ganilha explica: “El principio de funcionamiento de las bombas de hidrógeno es similar a las reacciones que tienen lugar en el núcleo de las estrellas, es decir, en el Sol. Es una reacción de fusión nuclear en la que dos átomos (deuterio y tritio) se fusionan en un núcleo atómico más grande, seguido de una reacción de fisión nuclear. Este proceso no se parece en nada al proceso electrolítico que se utiliza para producir hidrógeno, en el que las moléculas de agua se separan en átomos de hidrógeno y oxígeno mediante la aplicación de corriente eléctrica”.
Incluso el accidente de Hinderburg en 1937, a menudo recordado por el hecho de que el zepelín flota gracias al hidrógeno, no tiene nada que ver con ese gas. La explicación más aceptada indica que fueron los componentes inflamables de la pintura que recubría el zepelín, y no el hidrógeno, que se disipó en segundos, los que provocaron el incendio en la estructura de la aeronave.
Mito 3: el hidrógeno tiene coste demasiado elevados
El precio del hidrógeno verde ha ido bajando en los últimos años y se espera que en la próxima década la reducción sea aún mayor, haciéndolo verdaderamente competitivo frente a otras soluciones energéticas. António Vidigal reafirma, por otro lado, que no es tanto en tecnología o infraestructura que se encuentra el costo del H2: “El componente principal del costo del hidrógeno verde es la energía renovable a partir de la cual se produce por electrólisis, que corresponde al 70 % del total ”. Dice aún que “es necesario tener buenos recursos renovables, que Portugal sí tiene” y “optimizar la mezcla entre solar y eólico”.
Sofia Ganilha también prevé una fuerte caída de costes, "similar a las tecnologías renovables, como la fotovoltaica y la eólica". Básicamente, las ventajas ya se han encontrado, por lo que solo queda dar un último impulso tecnológico y de cooperación internacional para que el hidrógeno se mantenga al día con los combustibles tradicionales. Sofia destaca “la automatización de las líneas de fabricación, la optimización del diseño y los requisitos técnicos y la economía de escala, que surgirá como resultado del crecimiento del mercado” como parámetros para la caída del precio.
Mito 4: el hidrógeno no es completamente ecológico
De hecho, podemos asumir hidrógeno con diferentes colores, que puede leer más aquí. En la producción del hidrógeno gris, que todavía domina la escena internacional, se liberan gases a la atmósfera. Y en el caso del hidrógeno azul, producido por la misma técnica de reformado con vapor, estas emisiones contaminantes son capturadas para su posterior almacenamiento, aunque existe un pequeño porcentaje que se escapa a la atmósfera en el proceso.
En el caso del hidrógeno verde, “estamos hablando de recursos renovables como el viento y el sol, que permiten producir hidrógeno por electrólisis del agua”, destaca António Vidigal. Sostiene que “está indicado para casos 'difíciles' de movilidad” y da como ejemplos “la aviación, donde los combustibles sintéticos verdes pueden llegar a ser dominantes” o los barcos, a través del “amoníaco verde (NH3), cuya molécula tiene tres átomos de hidrógeno, y puede ser utilizado directamente como combustible”. Todos los usos sin ninguna emisión asociada.
Mito 5: el hidrógeno no ofrece tantas posibilidades
Esta es, por el contrario, una de las mayores ventajas del hidrógeno, su versatilidad. H2 se puede inyectar en gas natural, aumentando su eficiencia energética; se puede utilizar en vehículos, ligeros o pesados, convirtiéndose en energía a través de pilas de combustible, además de todas sus aplicaciones industriales. António Vidigal se refiere a los hornos de alta temperatura, por ejemplo, donde el hidrógeno puede mejorar el calentamiento, pero también “la producción de amoníaco, utilizado para fertilizantes. El hidrógeno verde también permitirá producir combustibles sintéticos e incluso acero verde”.
Sofia Ganilha, por su parte, también recuerda la flexibilidad que el H2 puede aportar al sector energético: “El hidrógeno puede almacenar energía producida a partir de fuentes renovables durante largos períodos, hasta que se vuelva a necesitar”. En ese momento, se “reconvierte de nuevo en electricidad, a través de pilas de combustible”. Y en los últimos años, se han probado cada vez más formas de almacenar hidrógeno para reducir la escala de su uso. Sofia Ganilha da el ejemplo de un equipo alemán que creó una 'pasta energética' a base de hidrógeno que se puede utilizar en vehículos pequeños como scooters.