La educación ambiental debería ser una prioridad desde edad temprana. Descubre la importancia de estos proyectos en los colegios.
La educación medioambiental contribuye a modelar adultos conscientes de su compromiso y de la importancia del rol que juegan en el mundo actual y en el del futuro. En este artículo hablaremos de las acciones principales a implementar y su impacto en la conciencia colectiva.
La educación medioambiental está adquiriendo relevancia por una razón muy simple: está volviéndose más necesaria. El medio ambiente ha sufrido profundos cambios y es necesario protegerlo. Una de las mejores formas de hacerlo es, indudablemente, sensibilizar a las generaciones futuras. Porque sí, los niños son el futuro y desempeñan un papel absolutamente esencial en la preservación y mantenimiento del planeta.
Para que los futuros adultos se conviertan en verdaderos defensores de la naturaleza, los niños del presente deben entender la importancia del medio ambiente para la vida, así como la importancia del papel que jugamos en su protección.
¿Qué es la educación medioambiental?
Arraigada en la ciudadanía, la educación medioambiental aporta conciencia de la realidad ecológica y enseña e introduce comportamientos que promueven la preservación del medio ambiente y el planeta. Pretende transmitir conocimiento y definiciones útiles y actuales pero, sobre todo, construir una red de valores, conocimientos y comportamientos encaminados a la preservación medioambiental. El objetivo es lograr una mejor calidad de vida, el bien común y la sostenibilidad en general.
La conciencia medioambiental debería ser fomentada desde la infancia. Así se enraízan los valores que seguirán teniendo en su vida adulta. Promover una actitud sostenible y respetuosa no es una labor individual, sino una tarea conjunta que afecta a la sociedad y sus integrantes.
La educación medioambiental persigue el bien común y prepara a las futuras generaciones para ser ciudadanos concienciados y estar lo suficientemente informados sobre la situación ecológica actual. Concretamente, en lo que respecta al cambio climático, la reducción de la biodiversidad, el desarrollo sostenible, la ecología urbana, la transición energética y todas las cuestiones relacionadas.
La educación medioambiental está enmarcada en el objetivo número 4 - Educación de Calidad - de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible diseñados por las Naciones Unidas (ONU) en 2015. Este objetivo establece que, para el año 2030, todos los estudiantes tienen que haber adquirido el conocimiento y los recursos necesarios para promocionar el desarrollo sostenible. ¿Cómo? A través de la educación para este desarrollo sostenible y estilos de vida, los derechos humanos, la igualdad de género, la promoción de la cultura de la paz y de la no violencia, la ciudadanía global y la apreciación de la diversidad cultural, y la contribución de la cultura para un desarrollo sostenible.
Cómo se educa y se fomenta la conciencia medioambiental
La conciencia y sensibilidad medioambiental pueden generarse mediante actividades lúdico-pedagógicas relacionadas con la sostenibilidad. Se logra a través de pequeños gestos como reutilizar y reciclar, o mediante actividades de más nivel, como conocer el impacto de las pequeñas elecciones que hacemos diariamente.
Dependiendo de la edad, estas actividades adoptan diferentes formatos y lenguajes, pero siempre con los mismos objetivos. Vamos a listar algunos:
- Entender los conceptos, derechos y deberes;
- Adquirir conciencia de sus comportamientos y la influencia que tienen sobre el medioambiente;
- Reconocer necesidades tales como la protección de la biodiversidad y la naturaleza;
- Adquirir habilidades que permitan tener una actitud sostenible a la hora de consumir;
- Desarrollar el sentido común y observar lo que les rodea.
El proceso de aprendizaje conduce hacia el entendimiento del mundo y del entorno actual, así como hacia la relación que establecemos y deberíamos establecer con la naturaleza. La integración en la comunidad tanto de los estudiantes como de los profesores, ayudará a adquirir responsabilidades y a motivar el cambio hacia los comportamientos sostenibles. Ninguna acción es neutral: siempre debería hay que contextualizarla y tener en cuenta las consecuencias en el entorno en el que vivimos.
En ese sentido, la educación medioambiental busca concienciar a las multitudes más jóvenes y sus comportamientos, los comportamientos de los que los rodean (comunidad) y los comportamientos de las empresas que producen lo que compramos. Todos tienen un impacto en el mundo que vivimos, y en nuestro futuro.
Trabajando en el futuro desde el presente
Según la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), la educación medioambiental debería incluirse en el plan de estudios de las escuelas de cara al año 2050. Debido a que la Educación es una de las herramientas más poderosas que existen, puede y debe ser la vía para transformar y sensibilizar la relación que establecemos con la naturaleza.
La preservación del medio ambiente y de la biodiversidad, la protección del territorio y del paisaje, y la lucha contra el cambio climático son responsabilidades que pasan de generación en generación. Es responsabilidad de los adultos y de las instituciones educativas introducir el concepto de sostenibilidad y concienciar de que hay que pasar a la acción. Es responsabilidad de las generaciones futuras poner en práctica o continuar con gestos y acciones en pro de la protección de la naturaleza.
El conocimiento y la concienciación a través de la educación ambiental deben estimular a los niños y jóvenes a interpretar y valorar, pensar y aportar ideas o soluciones, y proporcionarles la capacidad de participar y tomar decisiones sobre su planeta. En este sentido, la Fundação EDP o Fundación EDP, promueve iniciativas locales para proporcionar las herramientas necesarias y fomentar el debate.
Son varias las iniciativas propuestas por la Fundación EDP, como pueden ser Conversas con la Energía o Discusiones con la Energía, que se puso en marcha en abril de 2022 y que busca promover el diálogo y la discusión sobre el pasado, el presente y el futuro de nuestro planeta; y el proyecto Viva Nuestra Energía, cuyo objetivo es explicar a los más jóvenes qué es la energía renovable de una forma lúdico-educativa.
También hay que destacar Barrios con Energía o Campanas de Energía, un proyecto que promueve talleres comunitarios y pretende dar a la comunidad y a las partes implicadas un papel clave en la conservación y el desarrollo espacial de esa misma comunidad. Para ello, se crean dinámicas de colaboración entre asociaciones, arquitectos, artistas y otros miembros de la comunidad. De esta manera, se crean soluciones integradas para promover un futuro sostenible.
El sentimiento de inclusión y pertenencia a la naturaleza debe conducir a prácticas y toma de decisiones que promuevan la calidad de vida y la protección del medio ambiente. En esta responsabilidad comunitaria, la educación ambiental no es exclusiva de las escuelas. Debe ser fomentada por todos, dentro y fuera de los colegios, dentro y fuera de nuestros hogares.