La contaminación por plásticos es una de las principales causas de contaminación de los ecosistemas marinos y de extinción de especies acuáticas. Los residuos plásticos representan aproximadamente el 80 % de toda la contaminación marina, lo que incluso acaba de manera indirecta en nuestros alimentos.
Fue en 1907 cuando el químico belga Leo Baekeland consiguió desarrollar el que se ha convertido en uno de los materiales más utilizados y resistentes jamás creados por el hombre. Con poco más de 100 años de historia, el plástico ha revolucionado nuestras vidas: ha facilitado la creación de productos, ha permitido la creación de nuevos equipos que desempeñan papeles importantes, como salvar vidas, conservar alimentos o incluso la implantación de nuevas tecnologías.
Sin embargo, las características que hacen que el plástico sea tan atractivo (asequible, práctico, resistente y duradero) son también las que hacen que este material sea una amenaza para el medio ambiente cuando se desecha de forma incorrecta. Desde 1950, el mundo ha sido testigo de un crecimiento desenfrenado en la producción de plástico: solo en 2019, por ejemplo, se produjeron 370 millones de toneladas de plástico en todo el mundo (58 millones solo en Europa) y en los últimos diez años se han fabricado más productos de plástico que en todo el siglo XX.
Si no se hace nada para contrarrestar esto, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se espera que el consumo de plástico aumente de 460 millones de toneladas en 2019 a 1231 millones de toneladas en 2060, haciendo que la cantidad de residuos producidos en el mundo se triplique en los próximos 38 años.
Aumento del consumo de plástico
Pero, ¿cómo afecta todo este plástico a los ecosistemas marinos? Hasta 1972, y dada la inmensidad de los océanos, no se tenía conciencia de la magnitud del impacto de los vertidos de plástico en el mar y no se tomaban medidas para controlar esta situación. No fue hasta el Convenio de Londres, ratificado en 1975 por los Estados Unidos de América, que se creó por primera vez un mecanismo de protección de los océanos y se prohibió el vertido de residuos peligrosos en el mar. Posteriormente, el Protocolo de Londres, firmado en 2006, pasó a prohibir el vertido de cualquier tipo de material a los océanos.
A pesar de ello, todavía se vierten al mar unos 12 millones de toneladas de plástico al año, el equivalente a más de 100.000 ballenas azules. La contaminación por plástico es la que más afecta a los ecosistemas marinos (alrededor del 80 % de todos los residuos son plásticos) y se produce principalmente por no optar por usar productos reutilizables y/o reciclar adecuadamente productos desechables como bolsas, botellas o envases de alimentos. A este ritmo, en 2050 habrá más plástico que peces en los océanos.
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De los plásticos a los microplásticos
Según la Agencia de Protección Ambiental, el 100 % de todo el plástico creado en el mundo sigue existiendo hoy en día. Esto se debe a que se estima que su tiempo de descomposición es de entre 500 y 1000 años. Aun así, el plástico nunca se degrada por completo y su fragmentación se considera un proceso infinito, que puede continuar hasta el nivel molecular. De este modo, los plásticos pueden transformarse continuamente en microplásticos y nanopartículas (que tienen un tamaño inferior a 1 µm).
Todavía se están estudiando los verdaderos efectos de los plásticos en los ecosistemas marinos y en los humanos. Sin embargo, ya hay algunas conclusiones sobre su impacto. La más obvia es que los animales marinos ingieren estas partículas, que no tienen ningún valor nutritivo y, en consecuencia, no comen lo suficiente para sobrevivir. El 17 % de las especies afectadas por los plásticos en los océanos pertenecen a la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Otro problema causado por los plásticos está relacionado con su toxicidad química. Los compuestos añadidos a los plásticos, como plastificantes, estabilizantes y pigmentos, son perjudiciales para el sistema endocrino. Pero son las partículas más pequeñas de plástico, llamadas nanoplásticos, las que más preocupan: se cree que tienen la capacidad de penetrar en las células, alterando su funcionamiento.
En cuanto a los humanos, lo que ya se sabe es que los microplásticos ya han entrado en nuestra cadena alimentaria. Se estima que cada persona ingiere, a diario, un número variado de partículas, que va desde decenas hasta más de 100.000 y que, a lo largo de su vida, acumula miles de partículas microplásticas en su organismo.
El término microplástico fue acuñado en 2004 por el ecologista marino Richard Thompson para describir partículas tan pequeñas de hasta 5 mm, después de verlas por primera vez en las playas británicas. Desde entonces, se han encontrado microplásticos en casi todas partes: en el fondo del océano, en la nieve y el hielo del Ártico y el Antártico, en el marisco, en la sal, en el agua potable e incluso en la cerveza.
En 2015, los oceanógrafos estimaron que había entre 15 y 51 mil millones de partículas de microplásticos en las aguas de todo el mundo y alrededor del 35 por ciento procedían de la industria textil. A diferencia de materiales como la lana o el algodón, las fibras sintéticas de la ropa no se degradan y en cada lavado se liberan más de 700.000 microfibras. Se cree que en los océanos del mundo hay 4 mil millones de microfibras de plástico por kilómetro cuadrado.
El gran problema de los plásticos es que son muy difíciles de desechar. Aunque detuviéramos hoy toda la producción de plástico, lo que existe en la actualidad (aproximadamente 5 millones de toneladas) continuaría degradándose sin cesar, aumentando la cantidad de microplásticos en el medio ambiente. Por tanto, la mejor solución es evitar que los residuos plásticos lleguen a los medios acuáticos.
Algunas de las medidas incluyen la mejora de los sistemas de alcantarillado y reciclaje.
• Sustituir las bolsas de plástico desechables por bolsas reutilizables
• Optar por botellas de agua y otros utensilios reutilizables
• Elegir productos con el menor embalaje posible y con embalajes más sostenibles
• Preferir envases de vidrio o metal
• Sustituir los cepillos de dientes y bastoncillos de algodón por otros de bambú, por ejemplo.
Participar activamente en asociaciones de protección de los océanos.
Participar en limpiezas de playas y mares, como la organizada por Oceanum Liberandum.
Compromisos de EDP
En EDP sabemos que, para tener un planeta más sostenible debemos proteger los océanos, un elemento clave para cumplir los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), definidos en la Agenda 2030 de Naciones Unidas, y también en los objetivos establecidos en el Acuerdo de París.
Para reforzar esta visión, suscribimos los nueve Principios para un Océano Sostenible del Pacto Mundial de las Naciones Unidas y, al hacerlo, nos comprometemos con medidas que promuevan la sostenibilidad de los océanos para las generaciones actuales y futuras en tres pilares: Salud y productividad de los océanos, gobernanza y compromiso, y datos y transparencia.
Estos compromisos incluyen aspectos como:
• Evaluar el impacto de nuestras actividades en la salud de los océanos
• Elegir oportunidades de negocio sostenibles
• Tomar medidas para prevenir la contaminación y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero
• Impulsar las 5R de la Economía Circular - Repensar, Reducir, Reutilizar, Reparar y Reciclar
• Respetar los derechos humanos, laborales y de los pueblos indígenas en las actividades de la empresa relacionadas con los océanos
• Compartir datos científicos relevantes para la investigación y cartografía de los océanos
Más allá de esto, y porque conocemos las implicaciones del plástico en la salud de los mares, nos comprometemos a reducir la cantidad de plástico en todas las áreas del grupo: inspirándonos en el ODS 12 - Producción y Consumo Sostenibles, nos hemos comprometido a eliminar los plásticos de un solo uso en un 100 % y a mantener una tasa media de recuperación de residuos del 75 %, fomentando la circularidad, a partir de 2022.
Fuentes:
https://environmentjournal.online/articles/35-of-microplastics-in-oceans-come-from-clothing-research-reveals/
https://www.nature.com/articles/d41586-021-01143-3
https://www.natgeo.pt/meio-ambiente/a-poluicao-marinha-explicada
https://www.conservation.org/stories/ocean-pollution-11-facts-you-need-to-know
https://www.oecd-ilibrary.org/sites/7ec7e5ef-en/index.html?itemId=/content/publication/7ec7e5ef-en
https://www.oecd.org/environment/global-plastic-waste-set-to-almost-triple-by-2060.htm
https://oceanliteracy.unesco.org/plastic-pollution-ocean/
https://apambiente.pt/residuos/microplasticos
https://www.sciencemuseum.org.uk/objects-and-stories/chemistry/age-plastic-parkesine-pollution