"Estamos aquí reunidos, no para hacer un desastre, sino para resolver nuestro problema. Queremos saber cómo va a trabajar el Gobierno con los indígenas a partir de ahora." — La voz viene de Arnaldo Kabá Mundurukú, jefe general de los Mundurukú, un pueblo indígena que habita la selva amazónica. Habla a las cámaras en un tono de arrepentimiento, pero con firmeza. Con el torso desnudo y los adornos en el cuello, la piel oscura y los ojos sesgados, viste el traje de su pueblo, nacido y criado en la aldea de Teles Pires, en Pará, Brasil.
Las relaciones entre el gobierno brasileño y el pueblo Mundurukú habían estado en un momento difícil desde la llamada "Operação Eldorado" en el año 2012. Esta operación consistió en la ejecución de una decisión de la Justicia Federal de Mato Grosso, que determinó la destrucción de las dragas que extraían oro ilegalmente en el río Teles Pires, en las tierras indígenas de los pueblos Mundurukú, Apiaká y Kayabi.
Un contingente de 150 hombres, incluyendo las fuerzas de seguridad, miembros de la FUNAI (Fundación Nacional Indígena) e Ibama (Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables), participaron en la acción coordinada por la Policía Federal. Hubo enfrentamientos violentos que provocaron la muerte de Adenilson Krixi Mundurukú y heridas profundas en la relación de los indígenas con el Estado brasileño.
Como resultado de esta situación, las entidades gubernamentales se esfuerzan por reorientar sus relaciones con los pueblos indígenas ante el surgimiento de un nuevo desafío que ha traído muchos beneficios a la región y a los numerosos pueblos que inicialmente se resistieron al cambio. Estamos hablando de la Central Hidroeléctrica São Manoel, una represa construída cerca de las tierras de los grupos indígenas Mundurukú, Kayabi y Apiaká do Pontal.
La Central Hidroeléctrica São Manoel es una represa al borde del agua propuesta en los Estudios de inventarios hidroeléctricos de las cuencas del río Teles Pires, presentados a la ANEEL para su análisis en 2005 y aprobados por esta agencia en julio de 2006.
Trabajar en múltiples frentes
La represa, ubicada entre los estados de Pará y Mato Grosso, sobre el río Teles Pires, comenzó a construirse en 2014 y se terminó en 2018. Con la participación de aproximadamente 5.726 trabajadores de la zona y de zonas más remotas, el trabajo trajo consigo muchas preocupaciones y, desde el principio, fue visto con desconfianza por la gente de esta remota región, que se encuentra aproximadamente a 120 kilómetros de la ciudad más cercana.
La obra es responsabilidad de la Compañía Energética São Manoel (EESM), en la cual EDP Brasil posee el 33,34 %. De hecho, es una sociedad entre EDP Brasil, CTG Brasil y Furnas Centrais Elétricas, cada una con una participación del 33,3 %. La empresa tuvo que aceptar el desafío, no solo de la construcción de la represa en sí, sino de todo lo que la rodeaba: las relaciones con los pueblos indígenas, la seguridad del ecosistema ambiental de la zona (flora y fauna de la selva amazónica) y la preservación del patrimonio local, legados culturales que se remontan a la época del pre-descubrimiento, de pueblos que no fueron fácilmente influenciados por el "progreso".
En el momento del licenciamiento de la obra por parte de las entidades involucradas, debido a las particularidades culturales de cada pueblo, se estableció un componente indígena para el llamado Plan Básico Ambiental (PBAi). Uno para cada pueblo, ya que cada uno está organizado de manera única, con su propio idioma, política, valores, código legal e incluso pensamiento lógico específico.
Cada plan (PBAi) incluye 17 programas, subdivididos en acciones compensatorias y de mitigación, aprobados por la Fundación Nacional Indígena (FUNAI).
La FUNAI y los líderes indígenas supervisan la aplicación de los programas, garantizando así la alineación con los PBAI.
Un proyecto polémico
Dada la envergadura del proyecto, el poder de los medios de comunicación y las diferentes partes implicadas, las dificultades no tardaron en llegar. En julio de 2017 (y posteriormente en octubre), el sitio de construcción de la Central Hidroeléctrica São Manoel fue ocupado por un grupo de aproximadamente 150 indígenas del pueblo Mundurukú del Alto y Medio Tapajós, de comunidades ubicadas fuera del marco del PBAi de la Central Hidroeléctrica São Manoel.
Los indígenas presentaron demandas y exigieron su discusión únicamente en presencia del presidente de la FUNAI, el Ministerio Público Federal y un representante de la Central Hidroeléctrica Teles Pires (CHTP), que respondió al llamado.
Se dirigieron algunas solicitudes a la Central Hidroeléctrica de Teles Pires (CHTP) y otras al Gobierno Brasileño. Estas incluyeron visitas a las urnas funerarias encontradas en las acciones arqueológicas de la construcción de este emprendimiento, así como un autobús. No existió ninguna solicitued que envolviera la construcción de la Central de São Manoel, pero los manifestantes exigieron y obtuvieron un camión de 20 toneladas.
Una de las preocupaciones de los manifestantes fue el supuesto "robo" de urnas funerarias (sagradas para los Mundurukú) en uno de sus lugares de culto, en Sete Quedas. El sitio había sido inundado por el embalse de otra central hidroeléctrica, ubicada aguas arriba del proyecto São Manoel (Central Hidroeléctrica de Teles Pires), bajo la responsabilidad de la Compañía Hidroeléctrica de Teles Pires.
A orillas del sitio, los trabajadores descubrieron urnas y otros artefactos arqueológicos, que fueron rescatados y colocados en un museo, según instrucciones del Instituto Nacional de Patrimonio Histórico y Artístico, en la ciudad de Alta Floresta. Más tarde, los indígenas visitaron las urnas y eligieron un lugar específico donde se construirá un edificio para almacenarlas. El concesionario de la Central Hidroeléctrica de Teles Pires fue responsable de la seguridad de las urnas y de la construcción del edificio donde se almacenarían permanentemente.
Actualmente, las urnas funerarias están bajo la responsabilidad de los indígenas, y CHTP en conjunto con los líderes indígenas acordaron un plan de visitas, donde los mundurukus pueden realizar sus rituales religiosos.
La Central Hidroeléctrica São Manoel se encuentra a 40 km de Sete Quedes y no tuvo ninguna relación en el incidente con los indígenas, que se centró en el reenvío de las piezas arqueológicas encontradas durante los procesos de construcción de la Central Hidroeléctrica Teles Pires.
Más calidad de vida para los pueblos indígenas
Con el fin de mitigar los daños causados a las poblaciones desplazadas por la construcción de la central hidroeléctrica, el proyecto São Manoel ha puesto en marcha una serie de iniciativas para apoyar y mejorar las condiciones de vida de estas personas, que vivían en condiciones precarias antes de la llegada de la presa. Los pozos de abastecimiento de agua potable, los nuevos centros de salud y las escuelas (incluidas las becas y el apoyo a los estudios de los jóvenes indígenas), así como la construcción de infraestructura como salas de reuniones o cocinas comunitarias, son algunas de las medidas aplicadas en muchas aldeas.
Fuimos a Gleba São Benedito para descubrir lo que cambió después de una inversión de 1,4 millones de euros para la donación de múltiples equipos agrícolas, vehículos e infraestructura: una escuela, un centro de salud, múltiples alojamientos renovados, un parque deportivo cubierto y un pozo artesiano.
En la escuela, los niños dejan atrás los momentos en que jugaban al aire libre bajo la lluvia o el sol, así como la pequeña cocina con su vieja estufa en un rincón, el pequeño baño para todos los estudiantes y la antigua aula. En el lugar se construirá una nueva escuela. "La nueva escuela será una gran contribución gracias a la estructura que se construirá", dice la profesora, que ha trabajado como conductora y cocinera durante sus diez años de trabajo, siempre que fue necesario. "Ya es más que un aula de clases: tendrá cocina, comedor y un pabellón deportivo, lo que va a resolver muchos problemas. Será un gran aporte, tanto para mí como para la comunidad", asegura, terminando con una sonrisa: "guau, es una bendición de Dios que haya funcionado".
En Alta Floresta, municipio vecino, se realizaron varias obras de mejora en el CRES, un centro dedicado al rescate de la autoestima de los niños.
En la ciudad de Paranaíta, donde será el futuro embalse de la central hidroeléctrica, São Manoel invirtió aproximadamente 3,5 millones de euros en obras de infraestructura, como la renovación y ampliación del hospital municipal, la construcción de un puesto de policía militar y la pavimentación de dos barrios.
Reforestación y recuperación
Dejamos atrás el pequeño pueblo y nos internamos en la selva para observar otra realidad que también debía ser tomada en cuenta por el proyecto de São Manoel: la preservación de la selva amazónica.
Para iniciar la construcción de la presa, era necesario realizar un análisis de la supresión de plantas en el medio ambiente. La supresión vegetal consiste en eliminar parte de la vegetación que existe en una zona determinada, para permitir un uso alternativo del suelo o, en este caso, la instalación de una infraestructura. En Brasil, esta operación solo se permite con la autorización del Ministerio de Medio Ambiente.
Al obtener dicha autorización, se inicia este proceso, pero los árboles no son simplemente cortados. Según palabras de un colaborador de São Manoel, "la madera, que es el resultado de la supresión de la vegetación, está almacenada y uno de los factores diferenciadores de la Central Hidroeléctrica São Manoel es que hemos logrado licenciar e implementar (durante el desarrollo de las obras) un aserradero. Por lo tanto, el polvo que resulta de la tala de los árboles se transforma en un compuesto junto con otros desechos sólidos, lo que sirve para responder a otras necesidades materiales de la obra", explica. La lógica es siempre la reutilización.
Durante la supresión de la vegetación, las semillas nativas también se recolectan y luego se utilizan para la reforestación.
La protección de los animales del Amazonas
Otra preocupación del equipo ambiental de este gran proyecto fue la pérdida de hábitats forestales, refugios y sitios de reproducción, lo que llevó a la dispersión forzada de animales, factores que pueden ser considerados como algunos de los impactos más severos que afectan a los principales grupos de fauna terrestre.
Se realizó el monitoreo, repelo, rescate y reubicación de la fauna terrestre, herramientas importantes para minimizar los posibles impactos negativos sobre las especies dependientes del hábitat forestal, especialmente aquellas consideradas arbóreas, pequeñas y con dificultades de desplazamiento, así como los nidos. Para minimizar estos impactos, el EESM lleva a cabo el programa de rescate de fauna, cuyo objetivo es capturar animales heridos, brindar asistencia veterinaria y liberación final (reubicación) o canalización a instituciones científicas.
La inversión en la presa abrió la puerta a una investigación científica nunca antes realizada en el sitio. La Central Hidroeléctrica São Manoel cuenta con programas específicos orientados a los recursos hídricos para garantizar el mantenimiento de la calidad del agua para la población aguas abajo de la represa. El trabajo, junto con indígenas contratados por la empresa, incluye la evaluación de las especies de peces y tortugas que habitan en el área de influencia de la central hidroeléctrica.
Energía renovable para 2,5 millones de personas
Con una capacidad instalada de 700 MW, esta represa proveerá al Sistema Interconectado Nacional (SIN) de energía suficiente para abastecer a aproximadamente 2,5 millones de personas. Solamente esta planta podrá abastecer cuatro veces la ciudad de Cuiabá y aproximadamente una vez y media la ciudad de Belém.
Esto, aprovechando un bien valorado por todos, indígenas y "Pariwat" ("blancos" en lengua indígena): las aguas del río Teles Pires, que acaban reuniendo a poblaciones tan diferentes.
A pesar de las dimensiones y particularidades de este enorme proyecto, fue posible iniciar operaciones antes de lo planeado. La primera unidad generadora de la Central Hidroeléctrica São Manoel, de 58,33 MW, fue estrenada tempranamente como "resultado de la gestión de las obras de EDP Brasil".
Según el informe de sostenibilidad 2017 de EDP Brasil, "este resultado refleja la aplicación de las prácticas del Project Management Body of Knowledge, sugeridas por el Project Management Institute y a partir de las cuales se desarrolló un proceso basado en la gestión eficiente de los grupos de interés, el control de calidad, el mapeo de riesgos y la gestión eficiente de contratos y calendarios".
"El objetivo principal fue asegurar que la información llegara a las comunidades tradicionales de manera clara y oportuna, manteniendo informados a los indígenas sobre el proceso de licenciamiento ambiental, las fases de construcción y operación del proyecto", dijo Pedro Sirgado de EDP Brasil.
En palabras de un trabajador de la planta, "Para mucha gente, los indígenas son "personajes de películas", no existen en la vida real o usan arco y flecha. Pero no es así, algunos todavía las usan, pero hay muchos que ya viven como nosotros, aunque están lejos de los grandes centros. Es importante estar juntos, vivir juntos y comprender que todos somos iguales.
La metodología adoptada por EDP permitió aprovechar los conocimientos adquiridos en construcciones anteriores para mitigar problemas comunes, en un proceso de aprendizaje que resultó ser tanto profesional como personal: "Construir São Manoel es entender la manera de construir una nueva región del país".