Esta historia empieza con el interruptor apagado, pero termina con la esperanza de un interruptor encendido en todo el planeta.
Se dice que a veces el interruptor está encendido, a veces está apagado. Un dicho popular que sirve para señalar la existencia de fases buenas y menos buenas en la vida. Pero el objeto en sí, que todos los días, como por arte de magia, ilumina la vida cada vez que lo necesitamos, parece tan simple, tan rutinario, que nos olvidamos de darle la importancia que, de hecho, tiene. Imagine unas horas sin electricidad por la noche. La lavadora y lavavajillas sin poner mientras su serie de televisión favorita le espera en el sofá. Todo a la distancia de tan solo un botón, el llamado interruptor. Le da al interruptor y no pasa nada, y termina andando por casa, literalmente, con las velas puestas al revés (que en portugués quiere decir "enfadado") buscando un sustituto, que normalmente viene en forma de linterna o vela. Poco iluminado por la fuente de luz alternativa, espera que sea algo temporal, y tal vez comience a darse cuenta de que la electricidad es un activo muy valioso para enfrentar el día a día. ¿Y si le dijéramos que 789 millones de personas en el mundo aún viven sin electricidad?
Más del 10 % de la población no tiene acceso a la energía eléctrica
Las cifras proceden del último informe sobre progreso energético del Banco Mundial de las Naciones Unidas y representan más de un 10 % de la población mundial sin acceso a la energía, siendo África subsahariana una de las zonas más afectadas del planeta. Desde 2010, el número de personas con acceso a la electricidad ha aumentado, pero necesita crecer más rápido para que se alcance el acceso universal a la electricidad en 2030, así como el acceso a la "cocina limpia", como la ha definido las Naciones Unidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Si hay 789 millones de personas en la oscuridad en el planeta, todavía hay más, alrededor de 2800 millones, que dependen de la madera, el carbón y los desechos agrícolas para cocinar y calentarse.
Pero aun así, en la última década, el progreso ha sido notable: si en 2010, 1200 millones de personas no tenían acceso a la electricidad, en 2016 ese número se redujo a 1000 millones y en 2019 alcanzó los 840 millones. Globalmente, el uso de cocinas limpias pasó del 57% en 2010 al 63% en 2017.
A toda velocidad...
“Aunque vamos por el camino correcto, no lo hacemos a la velocidad correcta para lograr los objetivos de 2030. La mayoría de los agentes que analizan este tema lo reconocen”, estima Duarte Bello, administrador de EDP Renováveis (EDPR).
El administrador de EDPR también dice que este es un problema que se divide en dos zonas: "Una zona que abarca la mayor parte de la población que carece de acceso a la electricidad, con África como el continente más representativo desde este punto de vista, pero con un elemento muy relevante: no se espera que la cantidad de personas sin acceso a la energía disminuya mucho debido a la cuestión demográfica derivada de una alta tasa de natalidad. Por esta razón, el tema de la velocidad es aquí especialmente importante y plantea un doble desafío: la electrificación con energías renovables, porque la electrificación por sí sola no resuelve el problema climático. Luego, en una segunda zona, también hay bolsas de pobreza energética en otras franjas de la población mundial, incluso en países de la OCDE, países desarrollados”.
En estos casos, el problema no tiene que ver normalmente con la tecnología necesaria para electrificar, sino con soluciones más complejas desde el punto de vista legislativo. “Como las tarifas sociales de apoyo a la electrificación o de apoyo al consumo de personas que no tienen suficiente calefacción o electricidad para bienes de primera necesidad. Aquí también hay desigualdades que hace falta destacar y que necesitan apoyos desde el punto de vista legislativo”, añade Duarte Bello.
“Si el problema fuera fácil de resolver, ya se habría encontrado la solución. El acceso a la energía eléctrica es un tema complejo, arraigado en varios desafíos, que incluyen aspectos financieros, políticos, de capacidad humana y socioeconómicos", Marcus Wiemann, director ejecutivo de la Alianza por la Electrificación Rural (ARE, por su siglas en inglés).
¿Cómo aliviar la pobreza energética mundial?
Las estimaciones de SEforALL (Sustainable Energy for All - Energía Sostenible para Todos), una entidad en la que el CEO o director ejecutivo de EDP, António Mexia, es presidente del Consejo de Administración, muestran que el 80% de la pobreza energética reside en zonas rurales, donde la expansión de las redes eléctricas nacionales es técnicamente más difícil, cara e ineficiente. Por otro lado, la producción y la distribución descentralizadas de electricidad a través de sistemas locales, como los sistemas autónomos sin conexión a redes eléctricas nacionales (fuera de red) son, en la mayoría de los casos, la solución más competitiva en las zonas rurales. Este ha sido el foco de Alliance for Rural Eletrification (ARE), dirigida por el alemán Marcus Wiemann.
Así, "garantizar el acceso a la energía a las comunidades más remotas y necesitadas, permitiendo la creación de ecosistemas sostenibles es, por lo tanto, una condición necesaria para romper el ciclo de la pobreza y contribuir al desarrollo social y económico de estas regiones", recuerda el presidente ejecutivo de EDP, António Mexia.
En cuanto al economista João Duarte Cunha, Director del Departamento de Iniciativas y Asociaciones Energéticas del Banco Africano de Desarrollo (African Development Bank), “el acceso a la financiación sigue siendo uno de los mayores desafíos para el crecimiento de las empresas descentralizadas en acceso a la energía en África. Hace falta llamar la atención de los particulares con modelos de negocio basados en soluciones digitales, como el dinero móvil, y lanzar varias iniciativas con instrumentos de mitigación de riesgos para impulsar las inversiones comerciales en energía descentralizada a gran escala”.
Por África...
La solución no es fácil. Pero ARE, así como el Banco Mundial de África y EDP, muestran la determinación suficiente como para seguir en un camino conjunto para abordar la pobreza energética.
Un buen ejemplo de esto es el Fondo de Acceso a la Energía (A2E) de EDP.
“El Fondo de Acceso a la Energía de EDP se creó en 2018, con más de 100 aplicaciones, en las que distribuimos alrededor de medio millón de euros en 5 proyectos. Tenemos proyectos muy interesantes en Kenia, Malaui, Tanzania y Mozambique, que han respondido muy eficazmente al problema del acceso a la energía en las zonas rurales de África". Duarte Bello.
Y puesto que el equipo ganador no se toca, en octubre de 2019 se lanzó la posibilidad de apuntarse a la segunda edición. "Hemos recibido más de 160 solicitudes y también vamos a distribuir medio millón de euros para estos proyectos, que ahora se han extendido a Nigeria, y también esperamos que sea un éxito", dice Duarte Bello.
"Si este fondo mantiene un componente filantrópico, que EDP tiene en su ADN desde el principio, nuestro equipo de Acceso a la Energía ha decidido también buscar el componente más económico, en el que nos asociamos con empresas existentes, con startups y otras empresas relativamente pequeñas que contribuyen a las soluciones de acceso a la energía, ya sea a través de kits solares o a través de minirredes. Y ya hemos realizado dos inversiones en este sentido, con una inversión total de alrededor de seis millones de euros. SolarWorks, en Mozambique, y otra muy reciente, a Rensource, en Nigeria”, concluye el administrador de EDPR.
... iluminar, iluminar
Marcus Wiemann comparte la visión y los objetivos de este programa de EDP: “La visión tras A2E es totalmente compatible con la misión de ARE de activar mercados para servicios de energía asequibles y crear empleos locales y economías inclusivas. Ya hemos visto que el uso de la energía debe alinearse para impulsar el desarrollo económico a través de la creación de ingresos para la población local”.
Con esta idea en mente nació PURE, Productive Use of Renewable Energy (Uso Productivo de Energías Renovables), en el que ARE ha desarrollado un enfoque sostenible con tres niveles, como explica su director ejecutivo. “El nivel económico, ya que genera ingresos para las empresas locales; el nivel social, con beneficios económicos y de salud para la población local; y el nivel medio ambiental, con el uso de energías renovables”.
PURE también posibilita la diversificación de los recursos económicos, permitiendo que la comunidad local vaya más allá de las actividades económicas tradicionales. "PURE supone la creación directa de empleos locales, ya que los equipos de energía renovable necesitan ser instalados, manejados y mantenidos, pero también indirecta, ya que el acceso a la electricidad favorece la creación y expansión de empresas".
De camino a la electrificación...
Igualmente ambiciosa es la estrategia del New Deal on Energy for Africa(Nuevo Trato sobre Energía en África) del Banco Africano de Desarrollo, que ha establecido el objetivo de lograr el acceso universal a la energía eléctrica en este continente en 2025. "Además de financiar intervenciones a menor escala, el banco es consciente del importante papel de las soluciones de energía renovable descentralizada (DRE), que actúan para acelerar el acceso a la energía", dice João Duarte Cunha.
En 2019, el Banco ha transformado el Fondo de Energía para África (SEFA), con una nueva ventana de inversiones en forma de concesiones, que mejoran la financiación de proyectos a través de tecnologías innovadoras en áreas geográficas desafiantes. “Nuestro enfoque está en las minirredes (sistemas de distribución de electricidad que tienen sus propios recursos energéticos) para acelerar el acceso a la energía para las poblaciones necesitadas, baterías sostenibles para apoyar la capacidad de generación limpia y eficiencia energética para optimizar los sistemas de energía. SEFA 2.0 debería contribuir a la electrificación de más de 7 millones de familias en 2030. Un objetivo razonable, pero que solo se logrará con la entrada de más inversiones en el sector. Nos referimos a regiones donde prevalece la intermitencia de la red y hay prioridad para la electrificación, las casas, los servicios, todo. Quizás ahora, con la energía solar como palanca, puesto que el precio de la energía solar ha tenido una caída brutal, alrededor del 95 %, podremos atraer esas inversiones”, indica João Duarte Cunha.
... con baterías de iones de litio...
Con la energía solar más asequible, así como el almacenamiento, con la disminución del coste de las baterías para los sistemas fuera de red desde 2013, aún debemos superar el reto, pero vamos por el camino correcto. "Esta es una de las razones por las que ARE firmó una colaboración para el almacenamiento de energía, dirigida por el Banco Mundial, que cataliza los mercados de almacenamiento de energía en los países emergentes", menciona Marcus Wiemann. Un ejemplo de esta tendencia ha sido el uso creciente de baterías de iones de litio en sistemas fuera de red. "Mientras que el almacenamiento en minirredes se realizaba hace 5 o 10 años predominantemente con baterías de plomo ácido, los iones de litio han sido utilizados en algunas de las minirredes más recientes", continúa el Director Ejecutivo de ARE.
... y las energías renovables cada vez más accesibles
“Tienen que existir soluciones tecnológicas que sean económicamente competitivas, de lo contrario no son escalables. Por supuesto, esto involucra a varios actores y uno de ellos, obviamente, son los gobiernos, que tienen que facilitar el acceso de la población a estas tecnologías y estos nuevos modelos de negocio. Pongo como ejemplo nuestra actividad en Nigeria, que depende de las concesiones que se otorgan a ciertos mercados de comercialización de energía para que el operador pueda estar seguro de invertir algo de dinero inicial, establecer una infraestructura y luego tener tiempo para aprovechar esa inversión futura", defiende el administrador de EDPR.
Y hoy en día, con alternativas que son más eficientes, más rápidas y más baratas, ya hay un señuelo para atraer inversiones. “El almacenamiento, que en las energías renovables está asociado con las baterías, resuelve uno de los dos problemas que han tenido las energías renovables desde sus primeros años de vida. El primero tenía que ver con el alto coste y el segundo con la intermitencia. Con respecto al coste, ya reconocen todos, gobiernos y agentes, que la fuente de energía más barata es la renovable. Esta batalla ya ha sido ganada. Pero aquí hay un hecho importante: ni siempre hay sol, ni siempre hay viento, lo que significa que el problema de la intermitencia también debe resolverse a largo plazo. Las baterías parecen ser la forma más clara de hacerlo”, sigue Duarte Bello.
La tercera revolución de las energías renovables
Ya se habla de una tercera revolución en las energías renovables, que precisamente resuelve el problema de la intermitencia. “Debido a esta misma intermitencia, las energías renovables han sido muy complementarias a otras fuentes de generación de electricidad, como centrales de gas, etc. Con las baterías cada vez más accesibles, esta necesidad disminuirá y las energías renovables se convertirán en la base de la producción de energía en cada país. Para que esto suceda, hace falta que haya estabilidad en el suministro de esa energía, estabilidad lograda a través de las baterías. Estamos hablando de un cambio muy relevante en la matriz energética y en el funcionamiento del sector eléctrico en cualquier país, si lo comparamos con lo que habíamos conocido durante 10 años”, estima Duarte Bello.
Algunos proyectos piloto de investigación, como sucedió en Rumania con las baterías de litio, le dieron a EDP las habilidades, el conocimiento y la experiencia para llevar a cabo proyectos a escala comercial, como en los EE. UU de forma reciente. “Recientemente, hemos firmado un acuerdo a largo plazo para un proyecto solar con una capacidad de más de 200 MW, que tiene una batería conectada. Y ya no es una batería de 1 MW, sino de decenas de MW. Este fue un requisito que nos impusieron aquellos que piden energía. En otras palabras, ya no somos solo nosotros, como productores, los que presionamos, sino que también lo hacen los que compran energía”, concluye Duarte Bello.
Para un problema, varias soluciones
Así como las energías renovables tuvieron al principio un alto coste, los distintos agentes creen que, con las economías de escala, los costes serán cada vez más accesibles. Y aquí la solución será mixta: entre energías renovables y baterías. “Incluso diría con tres fuentes: solar, eólica y baterías. Y esto no se convertirá en una realidad hasta dentro de muchos años, incluso durante esta década será la más común”, defiende el administrador de EDPR.
El Banco Africano de Desarrollo también ha hecho todo lo posible a este respecto. Recientemente, la iniciativa Desert to Power.
"Este es un proyecto solar que se extiende por toda la región del Sahel, una franja africana que mide 5400 km de longitud, entre el desierto del Sáhara y la sabana de Sudán, desde Senegal hasta Somalia, y nace con el objetivo de llevar electricidad a 250 millones de personas, aprovechando los abundantes recursos solares de la región. Esta es el área africana con las tasas más altas de acceso a la energía moderna, que utiliza la energía solar descentralizada como palanca. En este caso, se trata de encontrar una fórmula entre almacenamiento y eficiencia, lo que siempre es difícil debido a la variabilidad de la red, pero que implicará el uso de equipos tecnológicos altamente eficientes y la optimización del consumo”, afirma João Duarte Cunha.
“Para crear confianza en las energías limpias, el primer acceso a la energía en estos países debe realizarse adecuadamente, de acuerdo con sus necesidades y disponibilidad de pago, con el apoyo de una regulación adecuada y políticas predecibles. Aquí, el asesoramiento y la colaboración de ARE con agencias y organismos internacionales de desarrollo, así como con gobiernos, ministerios y instituciones reguladoras, es tan crucial como combinar empresas B2B y capacitación", dice Marcus Wiemann.
No es razonable esperar que, ya mañana, el mundo entero viva con "el interruptor activado". Porque, incluso aunque se mantuviera el ritmo actual, se estima que, en 2030, 620 millones de personas aún vivirán sin electricidad. Pero una cosa es segura: cuando la consigan, ya no será a través de la red eléctrica tradicional, sino a través de las energías renovables.