Un grupo de científicos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) creen que han encontrado un modo de revertir el cambio climático. La propuesta es crear lo que han llamado “burbujas de silicona”, que se agruparían como si se estuviera construyendo una balsa.

Una vez colocadas en el espacio, podrían alcanzar el tamaño de Brasil y actuar como una especie de escudo contra la radiación solar.

Mientras no podamos contar con esas “”burbujas espaciales”, existen medidas que pueden ayudar a minimizar el cambio climático y, según algunos, incluso revertirlo.

El cambio climático es el cambio de las temperaturas y patrones climáticos a largo plazo. Desde el año 1800, las acciones humanas han sido el motor del cambio climático, sobre todo por el uso de combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas natural. Cuando esas fuentes de energía se queman, liberan dióxido de carbono (CO2) y demás gases de efecto invernadero (GEI). Estos retienen el calor en nuestra atmósfera, el principal responsable del calentamiento global y el cambio climático.

La concentración de gases de efecto invernadero ha registrado los niveles más altos de los últimos dos millones de años y las emisiones continúan aumentando. Como consecuencia, la Tierra está ahora alrededor de 1,1ºC más caliente que a finales del siglo XIX. Debido a que la Tierra es un sistema en donde todo está interrelacionado, los cambios en una zona provocan cambios en todas las zonas.

¿Cómo hemos llegado a esto?

Una serie de comportamientos reiterados llevados a cabo por el Hombre han tenido la culpa del cambio climático al que se enfrenta el planeta. Tenerlos identificados ayuda a cambiar los hábitos. Todavía estamos a tiempo de corregir los errores que hemos cometido.

Producción de energía

Una gran cantidad de electricidad todavía se obtiene de la quema de carbón, petróleo o gas natural, que liberan dióxido de carbono y óxido nitroso, dos de los principales gases causantes del efecto invernadero que retiene el calor del sol. La quema de combustibles fósiles para generar electricidad es la responsable principal de las emisiones globales. En todo el mundo, tan solo el 25% de la electricidad aproximadamente se genera gracias al viento, al sol u otras fuentes de energía renovables, que emiten pocos o ningún gas contaminante o con efecto invernadero.

Industria

La fabricación y la industria son los grandes productores de las emisiones, principalmente las industrias de la construcción y la minería, además de las productoras de cemento, hierro, acero, electrónica, plástico y ropa. Las máquinas utilizadas en los procesos de producción normalmente funcionan con carbón, petróleo o gas, y algunos materiales, como el plástico, se fabrican con productos químicos derivados de los combustibles fósiles.

Cada año se destruyen unos 12 millones de hectáreas de bosque. Al ser talados, los árboles liberan el carbono almacenado en su interior, limitando de forma considerable la función de la naturaleza de mantener las emisiones alejadas de la atmósfera. La deforestación, la agricultura y los cambios en el uso de la tierra son las causantes de una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.

La mayoría de los coches, camiones, barcos y aviones funcionan utilizando combustibles fósiles. Los coches son responsables de la mayor parte de las emisiones, debido a la combustión de productos derivados del petróleo, como la gasolina, en motores de combustión interna. Sin embargo, las emisiones de barcos y aviones siguen aumentando y las tendencias apuntan a un incremento significativo del uso de energía para el transporte durante los próximos años.

Producción de alimentos

La producción de alimentos provoca emisiones de dióxido de carbono, metano y otros gases de efecto invernadero, de diversas maneras, directa e indirectamente. Entre ellas, mediante la deforestación y el desmonte del terreno para la agricultura y los pastos, mediante la producción y el uso de fertilizantes y estiércol para los cultivos y la utilización de energía para los equipos agrícolas o los barcos de pesca.

Suministro de energía a los edificios

A escala mundial, los edificios residenciales y comerciales consumen más de la mitad de toda la electricidad que se produce. La creciente demanda de energía para calentar y enfriar los espacios, así como el incremento del consumo de electricidad para la iluminación y el uso de electrodomésticos y dispositivos, han disparado el aumento de las emisiones de dióxido de carbono.

Consumo excesivo

Nuestro estilo de vida tiene un profundo impacto en el planeta. Nuestros hogares, la manera en que nos movemos, lo que comemos y desperdiciamos, contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero. Lo mismo ocurre con el consumo de bienes como la ropa, el plástico y los aparatos electrónicos.

¿Dónde nos encontramos?

Aumento de la temperatura de la Tierra

A medida que aumenta la concentración de gases de efecto invernadero, también lo hace la temperatura de la Tierra. La década de 2011 a 2020 fue la más calurosa desde que se tienen registros. Las temperaturas en el Ártico, por ejemplo, han ido subiendo dos veces más rápido que la media mundial.

Temperaturas más extremas

Las tormentas se han vuelto más intensas y frecuentes en muchas zonas. Según va aumentando la temperatura, hay más evaporación y humedad, lo que desencadena lluvias y tormentas más intensas y frecuentes.

Sequías

La escasez de agua detectada en un número aún mayor de regiones aumenta el riesgo agrícola, lo que puede tener un impacto directo en los cultivos, incrementando la vulnerabilidad del ecosistema. Las sequías también favorecen las tormentas de arena y polvo. Los desiertos también se han extendido, reduciendo la extensión de tierras disponibles para las áreas de cultivo.

Aumento de la temperatura del mar

Los océanos absorben la mayor parte del calor producido por el calentamiento global, lo que provoca un aumento de la temperatura del mar. Al mismo tiempo, el nivel del mar se ha elevado por culpa del hielo derretido, amenazando a las comunidades costeras e insulares. Las aguas se han vuelto más ácidas a consecuencia del dióxido de carbono, poniendo en peligro la vida marina y los arrecifes de coral.

Extinción de especies

El cambio climático representa un riesgo severo para la supervivencia de las especies terrestres y marinas. Estos riesgos aumentan conforme se elevan las temperaturas. Según la información publicada por el portal Science Daily y respaldada por varios estudios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UCIN por sus siglas en inglés) - especialmente en sus listas de especies amenazadas - han ido desapareciendo a un ritmo 1.000 veces mayor al registrado en otros momentos de la historia de la humanidad. Un millón de especies están en peligro de extinción de cara a las siguientes décadas por culpa de los incendios forestales, los fenómenos meteorológicos extremos, las plagas y las enfermedades invasivas relacionadas con el cambio climático.

Escasez de alimentos

El cambio climático y el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos son algunas de las causas que están detrás del incremento del hambre y de la malnutrición en el mundo. La pesca, los cultivos y la ganadería pueden destruirse o volverse menos productivos. Con los océanos volviéndose cada vez más ácidos, los recursos marinos que alimentan a miles de millones de personas están en riesgo.

Riesgos para la salud

Los datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que el cambio climático es la mayor amenaza para la salud a la que se enfrenta la humanidad. Cada año, los factores ambientales como la contaminación del aire, el agua y la tierra, la exposición a sustancias químicas, el cambio climático y la radiación ultravioleta, son responsables de la muerte de 13 millones de personas.

La OMS predice que el cambio climático ocasionará unas 250.000 muertes más entre 2030 y 2050. Las enfermedades causadas por los fenómenos meteorológicos extremos – olas de calor, tormentas e inundaciones, roturas de las cadenas de alimentación o el aumento de la zoonosis, entre otros - son cada vez más frecuentes. Paralelamente, el cambio climático está afectando a los medios de subsistencia, al acceso al sistema sanitario y a las estructuras de apoyo social. Los más perjudicados son, como era de prever, los más vulnerables y desfavorecidos. Entre ellos, mujeres, niños, minorías étnicas, comunidades pobres, migrantes y desplazados, los mayores y las personas con patologías médicas graves.

Pobreza y desplazamiento de las poblaciones

Las inundaciones pueden desencadenar la desaparición de algunas zonas costeras, así como la destrucción de casas y de modos de subsistencia. El calor dificulta las labores en el exterior y la escasez de agua afecta a los cultivos. Según las Naciones Unidas, en la década de 2010 a 2019, los fenómenos climáticos han provocado la deslocalización de alrededor de 23,1 millones de personas de media cada año, dejando a la mayoría más vulnerable a la pobreza.

Mitigar es la palabra clave

A finales de 2021 se celebró en el Reino Unido la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26). Bajo el lema “Unir al mundo para afrontar el cambio climático”, contó con la presencia de representantes de 200 países. El Pacto Climático de Glasgow resultante reafirma el objetivo de limitar el aumento de la temperatura hasta 1,5ºC por encima de los niveles de la pre industrialización; refuerza la necesidad de reducir las emisiones de dióxido de carbono al 45% con respecto a 2010 de aquí al año 2030, y adquiere el compromiso de ofrecer apoyo económico a los países en desarrollo para que estos puedan combatir y adaptarse al cambio climático.

Mitigar es la expresión adoptada por las Naciones Unidas para reducir emisiones, con la necesidad de intensificar los esfuerzos para reducir el carbono y borrar las subvenciones relacionadas con los combustibles fósiles. La COP26 aprobó, además, el conocido libro de reglas del Acuerdo de París, cuya aplicación pretende ayudar a reducir las emisiones de dióxido de carbono impidiendo, por ejemplo, la doble contabilización del carbono (por el vendedor y el comprador). No cabe duda de que el futuro del clima (y de la Humanidad) pasará por adoptar de forma urgente algunas medidas. Unas, a escala nacional promovidas por los gobernantes. Otras, al alcance de cualquiera. Cada día es un buen día para tomar las decisiones correctas.

Revertir el cambio climático: 10 medidas al alcance de todos

  1. Adoptar las energías renovables;
  2. Fomento de la circularidad de los recursos;
  3. Mantener y preservar los sumideros (sistemas naturales, como los bosques, que absorben más carbono que el que liberan);
  4. Instalar tejados “frescos” en las casas que reflejan el calor (con techos blancos o con vegetación y plantas perennes);
  5. Reducir los viajes en coche y en avión y utilizar, siempre que sea posible, bicicletas, patinetes o transporte público;
  6. Sustituir los vehículos de gasolina o diésel por otros eléctricos;
  7. Adoptar los sistemas silvopastoriles (pastos en zonas complementarias al bosque que combinan ganado, árboles y forraje);
  8. Apoyar la reforestación y la forestación de zonas forestales;
  9. Alimentar a las ovejas con algas rojas, para reducir la producción de metano;
  10. Reducir (o eliminar) el consumo de carne.