¿Qué te parece si te cuento que para alimentar esa bombilla que dejas encendida en tu oficina durante dos horas al día, siete días a la semana, se necesitan 800 kilos de carbón? ¿O que, para producir el litro de gas utilizado ayer, se emplearon 26 toneladas de petróleo crudo?
Los combustibles fósiles, como el carbón y el petróleo, así como las rocas fósiles, se forman a partir de plantas y animales muertos. Estas fuentes de energía no renovable nutren aproximadamente el 80% de la energía mundial. Producen electricidad y calor y mueven el transporte, además de alimentar los procesos de fabricación de varios productos, desde acero a plástico.
Cuando se queman los combustibles fósiles, emiten dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero (GEI) que retienen el calor en la atmósfera, siendo los principales causantes del calentamiento global y el cambio climático.
La Fundación Climate Works asegura que, entre 1850 y 2019, se emitieron 2.400 gigatoneladas de CO2 procedentes de la actividad humana. Unas 950 gigatoneladas fueron liberadas a la atmósfera. La cantidad restante fue absorbida por los océanos y La Tierra.
¿Qué son en realidad los combustibles fósiles?
Carbón
El carbón comenzó a formarse durante el periodo Carbonífero (hace entre 360 y 290 millones de años), cuando en los bosques pantanosos, hundidos bajo el barro, se fueron depositando capas de algas y restos de vegetación. En función de su nivel de carbono, se clasifica en cuatro categorías: carbón antracita, bituminoso, sub-bituminoso y lignito.
Suministra una tercera parte de toda la energía del mundo. Las emisiones de CO2 proceden de la quema de carbón, que representa el 44% del total a nivel mundial (cifras de la Asociación Nuclear Mundial). Esta actividad es la principal responsable del aumento de la temperatura global por encima de los niveles pre industrialización. Las consecuencias para la salud y el Medio Ambiente del uso de carbón, así como la creciente competencia por gas natural barato, han sido responsables de la decadencia de esta fuente de energía en varios países occidentales.
Petróleo
Una gran parte del petróleo fue creado durante el Mesozoico (252 y 66 millones de años) cuando el plancton, las algas y otros materiales acabaron sumergidos bajo el agua. El petróleo crudo, compuesto principalmente por carbono e hidrógeno, se extrae de pozos terrestres y acuáticos y posteriormente se refina en una variedad de productos petrolíferos, incluidos gasolina, diésel y gasóleo para la calefacción. Según un informe de la BBC, Estados Unidos, Arabia Saudí y Rusia, juntos, son responsables de casi el 40% del suministro mundial.
La National Geographic apunta al uso del petróleo como el responsable de casi la mitad de las emisiones de carbono en los Estados Unidos y de alrededor de un tercio a nivel global. Además de la contaminación atmosférica, causada por la quema de petróleo, su perforación y transporte ocasionó graves accidentes con consecuencias graves, como los ocurridos con el vertido de los cargueros Exxon Valdez (1989) y Prestige (2002); o los problemas de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon (2010), además de los miles de incidentes en oleoductos.
Sin embargo, debido al creciente deseo de movilidad y de la producción de artículos que necesitan productos petroquímicos, normalmente derivados del petróleo y el gas, la búsqueda de petróleo continúa aumentando.
Gas natural
Suele concentrarse en depósitos, como el carbón o el petróleo, que se han formado durante millones de años debido a la descomposición de materiales y organismos vegetales. Compuesto principalmente de metano, es inodoro y es un combustible más limpio que el carbón y el petróleo, en lo que a emisiones se refiere.
Según la Comisión Europea, representa una quinta parte de las emisiones a nivel mundial, sin contar con las denominadas emisiones fugitivas. No todas las emisiones mundiales de gas natural se han extraído activamente. El hidrato de metano submarino, por ejemplo, en los que el gas queda atrapado bajo el agua congelada, se está considerando como un posible recurso de gas.
Debido a los avances de las técnicas de perforación, la producción de gas natural ha aumentado en las dos últimas décadas. Estados Unidos es líder mundial en la producción de gas natural, seguido de Rusia e Irán.
Reducción de emisiones de combustibles fósiles
Los Gobiernos de todo el mundo se han comprometido a reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero provocadas por los combustibles fósiles, con el objetivo de evitar los efectos más graves del cambio climático. Comprometidos con el objetivo de reducción de emisiones, ya sea de forma unilateral o como resultado del Acuerdo de París (2015), concentran sus esfuerzos teniendo en mente la sustitución de los combustibles fósiles por fuentes de energía renovables.
Muchas fuentes de emisión de carbono, como las centrales eléctricas, que operan con gas y carbón, se están apagando poco a poco a lo largo y ancho del mundo. Teniendo en cuenta la continua dependencia mundial de los combustibles fósiles, también se defiende la necesidad de recurrir a la tecnología, mediante la obtención de carbono del aire y la desviación de las emisiones a un almacén subterráneo, o al reciclaje.
Se han puesto en marcha varios proyectos para capturar dióxido de carbono de las chimeneas de los molinos que utilizan combustibles fósiles. Pese a que el aumento de los costes derivados de esta captura está impidiendo su aplicación de una forma más generalizada, se espera que los avances tecnológicos acaben haciendo de ella una solución accesible.