El programa EDP Energia Solidária apoya proyectos sociales que promueven una transición energética justa, en ámbitos como la educación, la agricultura y el apoyo comunitario.
Naturaleza, salud e inclusión
Desarrollado por Cercipeniche, una cooperativa de solidaridad social dedicada a la formación e inclusión de personas con discapacidad, así como de la comunidad en general, el proyecto Ecolive tiene como misión ofrecer a la comunidad un programa de terapias innovadoras y sostenibles.
Basado en el concepto de Terapia Verde o Natural, el proyecto Ecolive pretende promover el pleno ejercicio de los derechos de ciudadanía, centrándose en la relación entre el ser humano y la naturaleza y destacando por su promoción de la eficiencia energética y la sostenibilidad medioambiental. Este fue uno de los proyectos apoyados por el programa EDP Energía Solidaria de la Fundación EDP, que tiene como objetivo no solo mejorar la calidad de vida de las personas apoyadas por la cooperativa, sino también promover prácticas sostenibles y sensibilizar a la comunidad sobre la importancia de la relación entre los seres humanos y la naturaleza.
“La idea de Ecolive surgió de la oportunidad creada por la Fundación EDP, que respondía a algunas de las necesidades que habíamos detectado: los elevados costes de mantenimiento de espacios como el huerto y la piscina, el envejecimiento de las personas atendidas y la escasa adhesión a las terapias convencionales”, explica João Gomes, del equipo de Ecolive. Así empezó el diseño del proyecto que destaca por su conexión entre el ser humano y la naturaleza.
A través de Ecolive, se implantará la Terapia Verde o Natural, centrada en el huerto y la piscina terapéuticos. ¿De qué manera? En el huerto se maximizará la sostenibilidad con el compostaje, el aprovechamiento del agua de lluvia y el estiércol del burro Galileo, garantizando la accesibilidad para personas con movilidad reducida.
La piscina terapéutica incorporará sistemas de climatización, tratamiento del aire, iluminación LED y paneles fotovoltaicos, lo que hará que las terapias sean más sostenibles. “Tendremos actividades de terapia acuática y fisioterapia para bebés y adultos, entre otras”, dice João Gomes.
El objetivo es llegar a personas de todos los grupos de edad, desde los más pequeños hasta los mayores. “Nuestro deseo es beneficiar a unos 30 niños, 90 adultos y empleados de Cercipeniche, así como establecer asociaciones con organizaciones, escuelas y grupos locales, lo que sumaría más de 300 personas”, explica.
Se trata de un proyecto basado en la eficiencia energética y la sostenibilidad medioambiental, que aborda cuestiones como el cambio climático, la economía circular, la movilidad sostenible y la gestión eficaz del agua.
“El apoyo del programa Energía Solidaria es crucial, tanto financieramente, como a través del apoyo fundamental de sus voluntarios, tanto en la fase de solicitud, como en las fases de implementación y desarrollo, y en el futuro apoyo a los informes de análisis del proyecto”.
Las terapias verdes promoverán el bienestar colectivo, fomentando las actividades de grupo y el intercambio intergeneracional de conocimientos. Individualmente, fomentará estilos de vida saludables y sostenibles, vinculados a la naturaleza y a las actividades físicas. Una idea que João Gomes espera que se convierta en un ejemplo regional de buenas prácticas sostenibles. “En el futuro, esperamos poder reproducir algunas de las buenas prácticas que Ecolive nos permitirá aplicar, como la instalación de paneles fotovoltaicos”.
Este proyecto es otro impulso para la inclusión y el bienestar y una inspiración para que las comunidades adopten prácticas sostenibles. De este modo, Cercipeniche está construyendo no solo un proyecto, sino un legado de cuidado, innovación y respeto por el medio ambiente.
Recuerdos sobre ruedas
Se trata de un proyecto que combina la emoción de montar en una bicicleta adaptada con el descubrimiento de lugares emblemáticos de la ciudad de Oporto, promoviendo nuevas experiencias de aprendizaje.
En el corazón de Oporto existe un proyecto innovador que viene transformando la forma en que las personas mayores y los niños con necesidades educativas especiales interactúan con el patrimonio histórico de la ciudad. Desarrollado por “Pedalar sem idade Porto” (Pedalear sin Edad Oporto), Geocaching Sénior Porto combina la emoción de montar en una bicicleta adaptada con el descubrimiento de lugares emblemáticos de la ciudad, promoviendo un nuevo aprendizaje permanente y haciendo que el patrimonio sea accesible a todos los pasajeros.
Se trata de un juego en el que hay un piloto, un pasaporte y una tableta con una aplicación muy útil de geocaching, que ayudará a los participantes a encontrar la caja escondida en los lugares más increíbles de Oporto mientras pasean en bicicleta.
La idea de este inspirador proyecto se originó en Dinamarca (Cycling Without Age) en 2012, y posteriormente se importó a Portugal en 2018. “Oporto fue la primera localidad. Tardamos un año en poner en marcha el proyecto y recaudar fondos para el primer vehículo”, explica Sílvia Freitas, coordinadora del proyecto “Pedalar sem idade Porto”.
Superar la barrera del escepticismo y la falta de comprensión sobre la propuesta del proyecto fue una de las principales limitaciones a las que se enfrentaron. El reto de recoger a ancianos de residencias para llevarlos a pasear en bicicleta por la ciudad, una actividad que muchos no asociaban con esta etapa de la vida, requirió un esfuerzo mayor, según la responsable.
Desde su puesta en marcha, Geocaching Sénior Porto ha proporcionado experiencias a unas 8.000 personas de la ciudad. “El objetivo ahora es extender esta iniciativa a más municipios del área metropolitana, ampliando el alcance y el impacto de este proyecto, que va más allá de un simple paseo en bicicleta”.
Recientemente, el proyecto ha recibido el apoyo del programa Energía Solidaria de EDP, lo que supone un importante impulso. “Esta ayuda permitirá cargar las baterías de las bicicletas con energía procedente de fuentes renovables, lo que hará posible aumentar el número de vehículos y ampliar aún más las rutas para ir en bicicleta”.
Entre las anécdotas vividas durante los trayectos está la de la señora Isabel, una pasajera que siempre pide trayectos más largos. “En un episodio memorable, quiso ir de un extremo a otro de la ciudad, y aunque el conductor le advirtió de que la batería no alcanzaría para volver, la señora Isabel, sabiendo que tenemos vehículos repartidos por toda la ciudad, replicó: ‘Vamos en una bicicleta hasta un extremo, llegamos allí y cogemos otra para volver’. Y así fue”, cuenta.
Los ciclistas, voluntarios y auténticos cuentacuentos, realizan los paseos con el objetivo de combatir el aislamiento social: “Pedaleamos por el derecho a tener el viento en el pelo, por el derecho a la cultura y por el derecho a las relaciones, reconectando a las personas mayores y a las personas con su comunidad de referencia”, concluye.
Sílvia Freitas quiere llevar esta idea a otras ciudades. “La esencia de este proyecto va más allá de proporcionar simples paseos en bicicleta; se trata de crear recuerdos, promover la inclusión y celebrar la alegría de aprender y socializar, independientemente de la edad”.
Aprender haciendo
El proyecto #SomosEnergía pretende desarrollar las capacidades técnicas e interpersonales de los jóvenes NEET (Not in Employment, Education or Training), permitiéndoles desempeñar un papel activo en la transición energética de sus comunidades.
Developed by the Sustainable Energy Youth Network (SEYN) Association, in collaboration with the University of Évora and Drive Impact CRL, #SomosEnergia aims to create a culture of change in communities near the Sines and Pego thermoelectric power plants. This project, one of the winners of the EDP Solidarity Energy Program, emerged as an extension of JustYEA, an initiative aimed at young people in Alentejo, empowering them for the energy transition.
Susana Guerreiro, co-founder and director of SEYN, explains that the goal is to expand this work, covering more activities and geographical regions. The main objective is to empower vulnerable audiences, including young NEETs, in three key areas: renewable energies, energy efficiency, and sustainable mobility.
#SomosEnergia began in November 2023 and is scheduled to last 12 months. “To adapt and scale the Just-YEA program to the needs of communities near the Sines and Pego thermoelectric power plants, adaptations were made to the contents and formats of activities, in collaboration with local partners,” explains. Collaboration between SEYN, the University of Évora, and Drive Impact CRL is essential for success. According to Susana, “the University of Évora, through the Renewable Energy Chair, leads the quality of programmatic content and shares knowledge about photovoltaic solar energy, energy storage, with dynamic and very practical sessions that have been very positively evaluated by participants; while Drive Impact organizes active mobility activities, such as bicycle repair workshops and educational tours.”
This program adopts a practical and disruptive approach, emphasizing learning by doing and promoting a collaborative and experimental environment. “SEYN tries to show that anyone can build a solar energy system, that they don’t have to be experts or engineers, and that everyone has the ability to learn by doing.
” They embrace experimentation, courage to lead, and leave little room for fear of failure: “we welcome failure as the most valuable lessons. There are no assessments or individualisms; we work together and give freedom for young people to choose which task to focus on at any given moment”, concludes.
The impact assessment of these actions on various target audiences and communities will be carried out through various methodologies. As Susana Guerreiro explains, masterclasses (practical sessions focused on learning by doing) are being evaluated through the number of registrations and through an evaluation given by participants, responding to an online questionnaire after each session.
The application to the EDP Solidarity Energy program came naturally. “The theme was perfectly aligned, and furthermore, the areas of just transition identified by the European Commission in Portugal coincide with regions where EDP has historically been important for the social fabric,” she says.
SEYN saw an opportunity to expand the project to areas not yet addressed, such as middle Tagus, and seized the challenge of diversifying to include the theme of sustainable mobility and energy efficiency, “topics that until now were addressed more superficially in our activities, but which we realized made sense to delve into,” she concludes. After evaluating the impact of #SomosEnergia, SEYN plans to replicate the initiative in other cities, such as Matosinhos, identified as an area of just transition by the European Commission.
Educar para transformar
En un mundo en el que la urgencia de la sostenibilidad es cada vez más evidente, ha surgido el Proyecto TERRA, una iniciativa que pretende transformar la forma de ver la educación medioambiental en las escuelas.
Es innegable que la escuela desempeña un papel crucial en la formación de las conciencias y tiene el poder de influir en los comportamientos. Como decía Nelson Mandela, “la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”. En este contexto se enmarca el Proyecto TERRA, que reconoce el papel de la educación en la construcción de una sociedad más consciente y responsable.
Una de las iniciativas más llamativas del Proyecto TERRA es el cultivo de especies hortícolas y florales en modalidad orgánica e hidropónica en el Huerto Escolar, concretamente en el Colegio Infanta D. Mafalda de Gondomar. “Esta experiencia práctica no solo enseña a los alumnos la diversidad y el ciclo vital de las plantas, sino que también hace hincapié en la importancia de la conservación del suelo y del agua”, explica Américo Sousa, profesor y coordinador del Departamento de Ciencias Exactas y Naturales.
Además, el huerto permite saborear los productos producidos a través del consumo directo o mediante el consumo de productos preparados en el bar del colegio y “utiliza el agua del pozo existente en el colegio, a través de un sistema de bombeo, que permite también el riego de los espacios verdes”, prosigue.
El principal objetivo de este proyecto es contribuir a una transición energética integradora y sostenible, formando a la comunidad escolar para que adopte medidas de eficiencia energética que aporten confort a un coste energético adecuado, preservando al mismo tiempo los recursos naturales y reduciendo en consecuencia la huella ecológica.
“Con la idea de ‘pensar globalmente y actuar localmente’, queremos contribuir con las herramientas de que disponemos a descarbonizar la atmósfera y alcanzar la neutralidad de carbono que Portugal se ha fijado para 2050”, afirma Américo Sousa.
La instalación prevista de paneles solares en el huerto representa un paso importante hacia la autosuficiencia energética. Pero en el camino hacia la descarbonización, este proyecto va aún más lejos: en lo que respecta al transporte escolar, el proyecto está decidido a reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Mediante la provisión temporal de patinetes eléctricos, se pretende fomentar formas de movilidad más sostenibles, promoviendo al mismo tiempo el uso del transporte público y el ejercicio físico.
El apoyo del Programa de Energía Solidaria de EDP ha sido vital para el éxito de este proyecto. Además de los recursos financieros necesarios, el programa proporciona un apoyo técnico esencial, garantizando que las medidas aplicadas sean las más eficaces y adecuadas a las necesidades de la comunidad educativa.
Según Américo Sousa, este programa proporcionará los recursos financieros necesarios para la adquisición de equipos que permitirán a la escuela iniciar un proceso de transición energética justo y sostenible, contribuyendo a la implantación de soluciones en las áreas de energías renovables y movilidad sostenible, beneficiando así a su comunidad educativa.
“También proporciona apoyo técnico a través de los empleados voluntarios de EDP, lo cual es esencial para que las medidas implementadas sean las más adecuadas.
Cabe destacar el papel fundamental de los voluntarios de EDP que acompañan el proyecto TERRA prestando apoyo en el análisis de las propuestas presentadas por las empresas y también realizando sugerencias para su desarrollo”, concluye.
Mantener vivo el medio rural
Apoyar a los pequeños agricultores, crear una red entre ellos y acercar sus productos más directamente a los consumidores era uno de los principales objetivos del proyecto “El Pueblo me alimenta”, que ha revitalizado la economía rural de algunos pueblos aragoneses.
“El trabajo de los pequeños productores merece ser reconocido por su incalculable valor en la vertebración del territorio, y este evento les da la oportunidad de darse a conocer aún más”.
“Personalmente, me ha ayudado a establecer una conexión con los productores, dar a conocer su producto y darlo a conocer en mi trabajo como cocinero y profesor.”
“La experiencia fue muy positiva, tanto en la presentación como luego en el contacto con los proveedores. Es una buena idea poder realizar este tipo de actividades con el objetivo de hacer llegar los productos a nuestros clientes”.
Estas fueron algunas de las reacciones de los participantes en la iniciativa “El Pueblo me Alimenta”, uno de los proyectos apoyados por EDP Energía Solidaria, que nació de la idea de trabajar por el desarrollo rural de la mano del sector agroalimentario en algunos pueblos de Aragón.
La revitalización socioeconómica de las zonas rurales a través de la promoción del consumo local, propiciando un cambio en los patrones de consumo que sean más sostenibles y generen riqueza, estaba en la base de esta idea. ¿De qué manera? Apoyando a los productores como elementos clave del desarrollo de la región, contribuyendo a valorizar su patrimonio cultural, gastronómico y social.
Las iniciativas incluían acciones directas con los consumidores en los mercados, campañas de marketing, acciones de eficiencia energética y la creación de una plataforma que sirviera de escaparate y de herramienta de intercambio y apoyo mutuo para los productores integrados en la red.
Rosa Rived Calvo, mentora del proyecto, afirma que el principal reto era “mantener vivo el medio rural”. Además, “Pueblo me alimenta” se enfrentaba al reto de acercar los productos locales a los consumidores de la capital. La mitad de la población aragonesa vive en la capital, y el acceso a los productos rurales en las capitales podría mejorarse.
“Los sistemas de producción locales y conscientes, conociendo el origen, directamente del productor, contribuyen a cuidar el medio ambiente, minimizando la contaminación del transporte, tanto de las materias primas como del producto final”, argumenta Rosa, que añade que la eficiencia energética y las energías limpias han sido otros de los retos.
Según Rosa Rived Calvo, el apoyo de EDP ha tenido el impacto esperado, mejorando el conocimiento y el consumo de productos rurales entre los clientes urbanos, así como reduciendo los costes de las empresas agroalimentarias rurales. Pero aún queda mucho trabajo por hacer.
Los Grupos de Acción Local de Aragón siguen trabajando por el desarrollo rural, de la mano del sector, y Rosa asegura que seguirán trabajando para replicar la idea en nuevos espacios de las capitales de provincia aragonesas.
“Hay mucho por hacer, siempre hay gente a la que sensibilizar, nuevos productos que dar a conocer, nuevas empresas a las que apoyar para mejorar su economía, así que seguiremos buscando nuevas ayudas que complementen nuestro trabajo diario”.
Más eficiencia energética en la empresa
Formada por tan solo dos personas, las hermanas Concha y Antonia, De Molina es una empresa artesana que ha dado pasos importantes hacia formas de producción más sostenibles.
“Cuando nos informaron de este programa, no lo dudamos y solicitamos participar para mejorar nuestra eficiencia energética, lo que nos ayudará a adaptarnos a periodos de mayor consumo y mayor producción de energía”, afirman las responsables de De Molina Artesanas Alimentarias en Caspe, Zaragoza.
Un patrón de consumo energético no lineal ha sido siempre el mayor reto de la empresa. Hay días en los que el consumo alcanza picos máximos y otros en los que apenas pasa nada, porque como empresa artesana, su actividad depende mucho del ritmo de pedidos. “Este fue un reto que resolvimos controlando los picos de consumo, incluyendo un mapa de consumo para saber cuándo necesitamos más energía y poder adaptarnos a esos momentos de mayor producción”, explica.
Las artesanas de la alimentación, que se centran en productos locales (como la cúrcuma y las alcaparras, pero que también trabajan para innovar con otros productos) son muy conscientes de la importancia de la sostenibilidad y el cuidado del medio natural, ya que uno de los pilares básicos de la empresa es el cultivo integrado de materias primas, que luego “sazonamos y conservamos en nuestras fincas”.
“Nos dimos cuenta de que teníamos un gran potencial en nuestro entorno, porque tenemos muchas horas de sol y sería interesante para nuestra tienda colaborar con la sostenibilidad reduciendo el consumo eléctrico de la red a energía de autoconsumo a través de placas fotovoltaicas”, explican. En unos tres meses prepararon y pusieron en práctica el proyecto.
Para empezar, introdujeron varias mejoras en los sistemas de riego localizado y en el uso de redes biodegradables en sus cultivos, reduciendo considerablemente el consumo de agua y mejorando la eficiencia. El siguiente paso fue reducir y mejorar el uso de la electricidad.
“Uno de nuestros objetivos como empresa es crecer de una forma más sostenible, haciendo un uso responsable de la energía de la que disponemos, buscando un futuro mejor y más sostenible, comprometidos con el fomento de la eficiencia hídrica y energética y, al mismo tiempo, promoviendo el desarrollo rural de nuestra zona”, explican.
“Nos gustaría que nuestra idea de ser más sostenibles y eficientes se replicara en otras regiones”, afirman. “Lo que estamos haciendo es estar presentes allí donde nos llaman y compartir nuestra experiencia, por si sirve de modelo para que otras pequeñas empresas como la nuestra decidan dar el paso de buscar soluciones eficientes para algunos de sus consumos, tanto de agua como de electricidad”.
Uno de los objetivos de las socias de De Molina es seguir formándose en distintas áreas. El último curso que hicieron fue sobre economía circular, descubriendo que ya estaban poniendo este recurso en práctica sin saberlo: “Uno de nuestros cultivos son las guindillas. El mercado solo quiere guindillas verdes encurtidas, y las guindillas rojas, que habían madurado demasiado, se dejaban en el campo. Al principio se tiraban al suelo como abono orgánico, pero pensando qué podíamos hacer con esas guindillas rojas, creamos un paté vegetal con aceite de oliva virgen extra y vinagre de vino, y dimos una salida más económica a un producto que antes tirábamos”. Ahora es uno de sus productos estrella.
“Nuestra empresa es muy pequeña, familiar, solo somos dos personas, pero siempre estamos buscando nuevos productos a partir de las materias primas que cultivamos, porque somos muy inquietas”.
Un nuevo camino hacia la sostenibilidad
Las comunidades energéticas locales son una realidad cada vez más presente en este cambio de paradigma basado en la energía descentralizada.
En los últimos años se ha producido un crecimiento de la energía renovable para autoconsumo, es decir, la producción de energía renovable en la que los consumidores de energía tienen la capacidad de producir, consumir, almacenar, compartir e incluso vender electricidad. La producción descentralizada de energía se basa en fuentes renovables con el objetivo de mejorar la cohesión social y territorial a través de la independencia energética, la asignación de recursos y la creación de empleo en las regiones españolas menos desarrolladas.
En este sentido, han entrado en escena las Comunidades Energéticas Locales (CEL), que son mucho más que grupos que comparten la energía de una instalación energética: son espacios de diálogo que fomentan la participación, la colaboración, la creación de compromisos, la confianza y un profundo sentimiento de pertenencia. Este enfoque refleja la visión de que la energía renovable no solo ilumina los hogares, sino que teje lazos dentro de las comunidades.
Consciente de este cambio de paradigma, Abidanza, un pequeño pueblo de Huesca, comenzó en 2019 a estudiar la posibilidad de instalar paneles fotovoltaicos para bombear agua de la red municipal de abastecimiento, con la intención de beneficiar a los vecinos y comercios del municipio a través de un considerable ahorro en costes energéticos. Para ello, con el impulso del alcalde, Javier Labat, los vecinos de la localidad se han unido para crear una cooperativa, marcando el inicio de un frente común para desarrollar proyectos sostenibles.
Como dice Javier Labat, el objetivo final es “crear hábitos de menor consumo optimizando el pico de producción de los paneles, a la vez que formar parte de esta concienciación sobre el camino que se ha emprendido hacia la descarbonización de la energía y, por tanto, la reducción de emisiones”. Y subraya: “El proyecto de EDP dio el impulso necesario para la creación de CEL Creation, con un excelente asesoramiento técnico, jurídico y administrativo”.
Al ser una de las primeras CEL de esta comunidad, la idea es colaborar con otras CEL ya constituidas. “También estamos dispuestos a promover y ayudar a cualquier movimiento de base que esté dispuesto a emprender el camino de una CEL”, afirma.
Pero el camino no ha sido fácil. “Sabíamos que mucha gente estaba interesada en el proyecto, pero también había muchos vecinos que tenían dudas. Sin embargo, la mayoría de ellos decidieron finalmente unirse a la Cooperativa incluso antes de su constitución”, afirma el responsable municipal. “Gracias a ello, la aceptación de CEL en el municipio es muy alta, lo que significa también contar con los ingresos necesarios para seguir avanzando hacia un municipio energéticamente sostenible y más verde”.
Formada en 2023, la idea ahora es solicitar subvenciones en 2024 para llevar a cabo la instalación. Abidanza va por buen camino.
Colegios sostenibles, comunidades resilientes
El proyecto “EDP Energía Viva: Integrando los ODS en los colegios”, en São Paulo, Brasil, ha sido concebido con el objetivo de promover acciones transversales que aborden no solo la cuestión energética, sino también las dimensiones social y medioambiental, comprometiéndose con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en los colegios donde se forjan las futuras generaciones.
La misión de Energía Viva es promover iniciativas sociales, medioambientales y de transición energética en la Escuela Estatal Ernesto Quissak de São Paulo, región de concesión de EDP, haciendo hincapié en la implantación de fuentes de energía renovables y huertos con reutilización del agua de lluvia. “Este proyecto pretende contribuir a la mejora de la calidad de vida de estas comunidades, promoviendo una transición energética justa y la sostenibilidad medioambiental”, explica Beatriz Ramos, analista de Servicios Tecnológicos del Instituto SENAI de Tecnología Química y Medio Ambiente./p>
Según ella, la inspiración para el diseño de este proyecto estuvo influenciada por la adopción de los ODS por parte de la comunidad internacional, incluido Brasil, como una agenda global para el desarrollo sostenible hasta 2030.La urgente necesidad de mejorar la calidad de vida en comunidades vulnerables, “como los colegios públicos de Guaratinguetá, motivó la búsqueda de soluciones que proporcionasen acceso a energía limpia, alimentos sanos y educación medioambiental”, afirma.
Este proyecto no solo pretende reducir las disparidades sociales y medioambientales, sino también promover un desarrollo más equitativo y sostenible, arraigado en los principios de los ODS. “Uno de los aspectos fundamentales del proyecto es la oferta de talleres y cursos de formación en el ámbito de la electricidad, dirigidos no solo a implementar tecnologías sostenibles, sino también a crear oportunidades de empleo, especialmente para las mujeres en situación de riesgo, con el objetivo de promover una sociedad más justa y equitativa”, explica. Se espera que el proyecto tenga un impacto directo en 532 personas.
Según el director del proyecto, Energía Viva tendrá un impacto activo en la comunidad local, promoviendo no solo la sostenibilidad medioambiental sino también el desarrollo social, económico y educativo de forma inclusiva y equitativa.
En la comunidad local, mediante la implantación de fuentes de energía renovables y prácticas sostenibles en las escuelas públicas, el proyecto facilitará el acceso a una energía limpia y sostenible.
Además, la creación de huertos comunitarios y la promoción de la educación ambiental fomentarán hábitos alimentarios más sanos, aumentarán la seguridad alimentaria y promoverán la conexión de las personas con el medio ambiente.
De este modo, el proyecto formará a estudiantes, profesores y miembros de la comunidad en temas relacionados con la energía, la sostenibilidad y el medio ambiente, contribuyendo al desarrollo de habilidades y conocimientos que podrán aplicar en la escuela y en su vida cotidiana y futuras carreras profesionales.
“Involucrar a la comunidad en actividades de voluntariado y proyectos de impacto social también fortalecerá los lazos comunitarios y promoverá un sentido de pertenencia y responsabilidad compartida por el bienestar del entorno local”.
Para alcanzar estos objetivos, el proyecto cuenta con una asociación con el SENAI de São Paulo, el Servicio Nacional de Aprendizaje Industrial, y posibles alianzas con ONG, así como con el apoyo del programa EDP Energía Solidaria. “La idea del proyecto es que podamos desarrollarlo en otras escuelas de São Paulo en el futuro, en el área de concesión de EDP”, concluye Beatriz Ramos.